Día: 6 octubre, 2013

Libros Ocultos y Malditos

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Las Estancias de Dzyan 
El único libro que hay en la Tierra que no es humano. Parece ser que Lovecraft se inspiró en este libro (de hecho lo cita) para hacer elNecronomicónLovecraft tenía una verdadera obsesión por los “antiguos”, los seres primigenios que habitaron la Tierra hace millones de años. Las Estancias de Dzyan ,exista o no exista, no se hizo en la Tierrra sino en Venus, lo cual deja ver lo difícil que puede ser para un librero intentar buscarlo… El nombre del libro se lo dio un francés a principio de siglo XX. Madame Blavatsky (el único ser humano que según ella ha tenido acceso al libro) cita a esta obra como un “instrumento” que utilizaba el “Rey del Mundo” que había sido escrito fuera del planeta Tierra, y fue entregada su custodia a los señores de Agartha y Shambala para su custodia en el interior de nuestro planeta. Ese libro, contenía todo el conocimiento, el origen de la Tierra y el Universo y, en cierto modo, del futuro de los tiempos, puesto que el libro era una especie de “condensador” de los Archivos Akásicos. Es el libro más oculto y temido de los Ocultistas, porque es el Libro Absoluto o Total. No posee tapas, sino que son cuadrillas grabadas con símbolos. Varias de las cosas que cita este supuesto libro es que no existía la desdicha, solo tinieblas, y que no existía el sonido ni el silencio. Esto último es interesantísimo, porque es pura y simplemente la definición del Big Bang. Por supuesto, está escrito en una lengua intergaláctica, que no podemos entender…
 
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Libro de Tot 
Es uno de los libros más antiguos del mundo,  que pasó de mano en mano, y fue escondido en muchos lugares. La mera posesión del libro acarreaba mala suerte y accidentes funestos… Poco se sabe de esta obra, excepto que fue escrita por un hombre llamado Tot, que según la mitología egipcia fue el inventor de la escritura y el “secretario de los Dioses”. La obra se cree que contenía secretos sobre el poder de losFaraones, fórmulas mágicas y enseñaba la manera de mirar al sol “cara a cara”. Con el tiempo sobrevivió, pero “reciclado” en un juego de mesa, Los Arcanos mayores del Tarot. Empezó a comercializarse y divulgar en la Edad Media, incluso los Templariosfueron los responsables de copiar las imágenes de sus láminas para convertirlas en una baraja. Cada lámina de cada uno de los 22 Arcanos del Tarot, es todo un tratado de simbolismo. No hay un color, no hay una forma, no hay un objeto que no tenga su finalidad y significado más profundo. Se le atribuye una antigüedad de entre 10.000 y 30.000 años.

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El Manuscrito Voynich 
Este libro existe realmente, y se conserva el original, pero solo tiene un “pequeño problema”, y es que nadie consigue descifrarlo. Está a la venta y cualquiera puede hacerse con un ejemplar, o bien consultarlo por Internet porque es de dominio público. Es un enigma que ha apasionado a los astrónomos y a los matemáticos desde hace siglos, pero además es que no conocemos quién lo escribió ni porque. El hecho de que se resista a cualquier interpretación no deja de ser un desafío como mínimo interesante para el siglo XXI, e incluso hace poco un periódico español publicó que el desciframiento de este libro era uno de los grandes retos para este siglo. Una de las posibilidades es que muestre un sistema solar binario muy lejano al nuestro, y si esto fuera cierto, estamos hablando de un conocimiento extraterrestre. Fue copiado en el siglo XIII, pero aún desconocemos cuando fue escrito, y lo realmente interesante de todo esto es que es tangible. Aquel que se atreva con él, lo puede intentar, pero ya aviso que ningún ser humano ha sido capaz de entenderlo….

 
Créditos para: http://felixcasanova.blogspot.com/2009/10/libros-ocultos-y-malditos.html 

Breve Historia del espionaje…

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Perseverancia, audacia y valor… Sin duda alguna, los espías han sido desde hace muchos años un objeto de inspiración para Hollywood; pero la personalidad y contextos que han elegido los cineastas –salvo los directores de cintas basadas en hechos reales- para mostrar el mundo del espionaje, distan considerablemente de la realidad en los servicios de inteligencia que existen en el mundo…
Así, protagonistas del séptimo arte han sido agencias como el MI-6 inglés, laCIA norteamericana o la KGB de la exUnión Soviética; no obstante, James BondEthan Hunt (Misión Imposible) o Sydney Bristow (Alias) no son imágenes reales de aquellos espías que, durante años, han arriesgado sus propias vidas para proteger a sus respectivas naciones. La historia del espionaje es tan antigua que se remonta a los tiempos bíblicos, de manera que se tienen registros de que Moisés envió hacia Canaan un grupo de hombres en misión de reconocimiento.
Por su parte, Escipión el Africano estableció una red de espías en el ejército de Aníbal para conseguir la victoria. También los griegos, egipcios, romanos y chinos utilizaron este sistema para obtener información. Posteriormente, durante la Edad Media y Modernapersonajes como Oliverio CromwellIsabel I de Inglaterralos Reyes Católicos de España y Federico el Grande de Prusia emplearon la labor de inteligencia –espionaje- para poder planear ataques o estructurar defensas contra los países enemigos, en una etapa histórica plagada de conflictos bélicos.

Pero no sólo reyes y emperadores han ordenado estas complicadas misiones; en ocasiones, familias poderosas han distribuido sus elementos de forma estratégica con fines económicos, tal es el caso de los Rothschild –banqueros judíos de Fráncfort- quienes durante el siglo XIXse establecieron en LondresParísViena,Nápoles y su propio lugar de origen, para obtener referencias político-económicas que les representaran jugosos éxitos financieros.
Misterioso y peligroso como es el mundo del espionaje, no ha sido un terreno prohibido para las damas; de hecho, singulares mujeres han realizado acciones extraordinarias. De este modo por ejemplo, tenemos aVirginia de Castiglione quien, durante el periodo decimonónico ayudó como informante –a la edad de 20 años- a Camilo Benso de Cavour, para lograr la unificación de Italia; sin embargo a sus 26 sufría ya el rechazo de la sociedad, una vez que su participación en la empresa de Mazzini y Garibaldi fue conocida, muriendo sola en 1899.
Otra destacada y despiadada fémina en el ámbito fue Elsbeth Schragmüller, una eminente doctora en filosofía quien, gracias a su inteligencia, habilidad estratégica y astucia fue puesta a cargo -gozando de un gran presupuesto- de una organización de espionaje en la Alemania de principios del siglo XX, durante la Primera Guerra Mundial. Además, a ella se le deben los principios de vigilancia que fueron utilizados a partir de1918 por todos los servicios de inteligencia a nivel mundial. Estas bases son simples y cruciales para el agente de campo quien –de acuerdo con Elsbeth- debe haber sido adiestrado en criptografía, tintas invisibles, comunicación por radio, telegrafía e idiomas, entre otras disciplinas; estos conceptos están contenidos en un manual para espías escritos por esta temible mujer.

 

De esta manera, durante el siglo XX los enfrentamientos internacionales fueron campo fértil para el perfeccionamiento de las técnicas de inteligencia y, durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría (1945-1991) principalmente, los agentes secretos fueron parte fundamental de las estrategias empleadas por los Aliados (Francia, Inglaterra, China, Rusia y E.U.A) y el Eje (Alemania, Italia y Japón). Y es así como durante la Guerra Fría la batalla entre la CIA y la KGB se hizo cada vez más cruenta; siendo para ellos uno de los retos más importantes, el flujo de agentes y desertores…

El temible Muro de Berlín, esa estructura monumental que aislaba del resto del mundo a la parte oriental de la ciudad alemana, con sus 155 km de largo y 3.60 m de altura, con 302 torreones de vigilancia, que fue construido en 1961 –y derribado el 9 de noviembre de 1989- fue testigo de incontables actividades de espionaje, 190 asesinatos y más de 8 mil intentos de escape
En la mayoría de las ocasiones los servicios de inteligencia prefieren utilizar personas comunes en sus acciones, como fue el caso de Judy Coplon, una joven norteamericana quien, durante toda su vida fue destacada en sus estudios, llegando incluso a ser editora del Barnard Bulletin del Barnard College. Inteligente pero poco hábil en cuestiones sentimentales, trabajadora y capaz, siempre mostró cierta tendencia a favor de la U.R.S.S. (ya desde bien pequeñita tenía admiración por ese país…). Su eficiencia y aptitudes la llevaron a trabajar para elDepartamento de Justicia estadounidense, y convertirse en la especialista número uno en asuntos comunistas. El FBI comenzó a sospechar de ella, por lo que intervino sus líneas telefónicas, lo que llevo a los federales a detenerla, acusándola de pasar información confidencial a los comunistas.

Así, los espías reales poco tienen que ver con la ficción de novelas y películas; de hecho un espía como James Bond sería capturado rápidamente, ya que infringe varios principios básicos como el hecho de que un agente no debe cargar armas, para evitar portar evidencias que lo incriminen; además debe pasar inadvertido –no destruir ciudades con la ayuda de un tanque para llevar a cabo con éxito su misión. De hecho, existe el caso de un agente norteamericano que, durante la Segunda Guerra Mundial, pasó año y medio como elevadorista hasta que logró coincidir con el líder de una organización nazi en Estados Unidos, pudiendo finalmente infiltrarse en el grupo con lo cual, y gracias a su paciencia, se evitó el asesinato de Roosevelt, la destrucción del Canal de Panamá y el sabotaje de varias fábricas.
Valientes, inteligentes, astutos y atrevidos, pero también cautelosos, metódicos e invisibles, así son los verdaderos agentes secretos que sacrifican su vida en un intento por defender a su país, haciendo todos ellos honor a la frase de Henry Austin que dice: “El genio, ese poder que deslumbra a los mortales, no es a menudo más que la perseverancia disfrazada»…

 

Créditos para: http://felixcasanova.blogspot.com/2013/09/breve-historia-del-espionaje.html 

Literatura infantil y materialismo dialéctico

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Había una vez una bella joven que, después de quedarse huérfana de padre y madre, tuvo que vivir con su madrastra y las dos hijas que tenía ésta.
Las tres mujeres eran tan de derecha y burguesas que explotaban a la bella joven. Era ella quien hacía todo el trabajo más duro de la casa. Además de cocinar, fregar, etc, ella también tenía que cortar leña, encender la chimenea y encargarse de los caprichos de las hijas de la madrastra.
Por cuidar la prole de su madrastra y llamarse Taria, la gente la conocía como la Prole Taria. Un día se oía por todas partes de la ciudad que el príncipe de aquel país había regresado.
El rey, muy contento, iba a dar una gran fiesta a la que iba a invitar a todas las jóvenes del reino, con la esperanza de que el príncipe encontrara en una de ellas, la esposa que deseaba.
En la casa de Prole Taria, sus hermanastras empezaban a prepararse para la gran fiesta. Y decían a Prole Taria:
– Tú, no irás. Te quedarás limpiando la casa y preparando la cena para cuando volvamos.
El día del baile había llegado. Prole Taria vio partir a sus hermanastras al Palacio Real y se puso a llorar porque se sentía muy triste, sola, pobre, explotada, miserable, sucia, asquerosa, detestable, etc. Pero, de pronto, se le apareció un Hada  con un parecido asombroso a Karl Marx que le dijo:
– Querida niña, sécate tus lágrimas porque tú también irás al baile.
Y le dijo Prole Taria:
– Pero, ¿cómo?, si no tengo vestido ni zapatos, ni carruaje para llevarme?
Y el hada, con su varita mágica, transformó una calabaza en carruaje, unos ratoncillos en preciosos caballos, y a Prole Taria en una maravillosa joven burguesa que mas se parecía a una princesa.
Y le avisó:
– Tú irás al baile, pero con una condición: cuando el reloj del Palacio dé las doce campanadas, tendrás que volver enseguida porque el hechizo burgués se acabará.
Hermosa y feliz, Prole Taria llegó al Palacio. Y cuando entró al salón de baile, todos se pararon para mirarla. El príncipe se quedó enamorado de su belleza y bailó con ella toda la noche.
Pero, al cabo de algunas horas, el reloj del Palacio empezó a sonar y Prole Taria se despidió del príncipe, cruzó el salón, bajó la escalinata y entró en el carruaje en dirección a su casa.
Con las prisas, ella perdió uno de sus zapatos de cristal que el príncipe recogió sin entender nada.
Al día siguiente, el príncipe ordenó a los guardias que encontraran a la señorita que pudiera calzar el zapato. Los guardias recorrieron todo el reino.
Todas las doncellas se probaron el zapato pero a nadie le sirvió. Al fin llegaron a la casa de Prole Taria, que como todos sabemos no era su casa sino que allí era una esclava de esas tres malvadas que evitaban a toda costa que obtenga la plusvalía que tanto merecía. Y cuando ésta se lo puso todos vieron que le quedaba perfecto.
Y fue así cómo Prole Taria volvió a encontrarse con el príncipe, se casaron, y vivieron muy felices disfrutando del consumismo y el capitalismo salvaje en un enorme palacio con 150 habitaciones para solo dos personas. Prole Taria ordenó la detención de su madrastra y sus hijas a quienes esclavizó de por vida para limpiar el palacio entero, cocinar, fregar, cortar la leña, encender las 23 chimeneas y hacerse cargo de toda su prole.
FIN
Moraleja: Las manos se lavan una a la otra y las dos secan la cara.
Créditos para: http://emancipadosdementes.blogspot.com/2013/04/literatura-infantil-y-materialismo.html

Las Cuatro Verdades

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El 90 % del sufrimiento es auto-creado, creado por uno mismo.


Esta verdad habla del sufrimiento no del problema.
El problema es algo externo y el sufrimiento es algo interno.
A partir del problema creamos el sufrimiento.
El problema es físico y el sufrimiento suele ser psicológico.
El sufrimiento no depende de las condiciones externas, está creado por la mente.
Para perpetuar el sufrimiento hacemos lo siguiente:
“Constantemente estamos haciendo responsable al otro de los sufrimientos que tenemos”

En esta situación ¿qué vas a hacer? ¿Estar lamentando o condenando toda tu vida? De acuerdo, hazlo.
¿Quién sale perdiendo aquí a la larga?
A no ser que el otro cambie, el sufrimiento continuará.
Para que tu vida se transforme, lo primero que tienes que hacer es: “Tomar responsabilidad sobre tu vida”
Independientemente de la situación en la que uno se halle, cuando toma responsabilidad sobre su vida, llegará un momento en que experimentará dicha.
Resuelto esto, llegamos a la pregunta que será contestada con la segunda verdad:
¿Cómo estoy creando los problemas para mi mismo?

2. El mundo externo no es más que un reflejo del mundo interno.

Por tanto, la atención debería ir a lo interno.
Hay algo dentro de ti de lo que ha surgido la situación externa, entonces, por favor, presta atención a tu interior.
Hay personas que se aíslan, no sienten el exterior porque no quieren sufrir. Hay que saber una cosa, es peor la indiferencia que la depresión.

3. Si mi mundo interno cambia, mi mundo externo cambia automáticamente.


Mi mente cambia, mi vida cambia.
La naturaleza de la mente no puede ser cambiada.
La mente puede cambiar de pensante a trabajadora, de llevar el control total a ser una herramienta.
Hablamos de cambiar creencias, condicionamientos, cargas.

4. Así como tu lo “sientas”, así sucederá.


Esto se convierte en algo nocivo cuando hay mucha carga en el mundo interno. Y esta entra en un proceso de retro-alimentación a través de la alteración de la percepción del mundo externo, que induce.
Esta carga interna “sin resolver” colorea los pensamientos, miedos, creencias…
Es necesario resolver las emociones pendientes.
En realidad si nos fijamos, estos cuatro puntos son en realidad un solo punto. Es como un viaje de fuera hacia dentro. Pero el establecerlo así nos ayuda a comprender el porqué es importante resolver las emociones pendientes y nos permite sentir la verdad de esa afirmación que vemos subrayada.

Fuente : http://www.energiadiksha.es

 

Créditos para: http://emancipadosdementes.blogspot.com/2013/02/las-cuatro-verdades.html 

10 Tips para ser un perfecto Infeliz (Leer con Precaución)

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Navegando en Internet uno puede encontrar hasta el hartazgo textos de autoayuda para supuestamente llegar a ser feliz. Al parecer uno siempre se encuentra a medio camino de la felicidad sin encontrar el tramo final para una vida plena.
 
Tampoco es muy pleno ser un infeliz a medias cuando uno puede perfeccionarse y llegar ser realmente un absoluto infeliz. Por ese motivo traigo este post con los mejores 10 Tips para lograr ser un profesional de la infelicidad.
 
1) Crea fanáticamente que Usted ha venido a este mundo con el único fin de ser un títere de un sádico y psicópata Ser Supremo que lo dota corporal y mentalmente de una multitud de herramientas para que precisamente Él le prohiba utilizarlas, no las use y sufra por ello.
 
2) Desée con fervor cuanta inutilidad se le presente ante sus ojos. Alimente la fantasía que el fin último de la vida es todo aquel aparato que está fuera de su alcance socio económico. Repítase una y otra vez que su felicidad depende de tener ese aparato que todos sus antepasados JAMAS necesitaron en millones de años para crearlo a Usted.
 
3) Alimente la hipocresía y esa baja tolerancia a la frustración suya; si tiene hijos, también la de ellos. Sumérjase en esta sociedad consumista y desee todo lo que nunca en su vida podrá conseguir mientras se gasta todo su dinero en otra nimiedades que puede tener cualquier otro infeliz como Usted. De esta manera le dejará a sus hijos como herencia su propia frustración.
 
4) Rechace cualquier pensamiento en el cual se formule la pregunta «¿Dónde está la felicidad?». Todos sabemos que la felicidad está en todo material o ser deseado por nosotros que siempre está fuera de nuestro alcance.
 
5) Busque nuevos objetos de deseo todo el bendito tiempo, no sea conformista creyendo que tiene algo con lo cual ha conseguido algo de felicidad.
 
6) «Patée siempre la pelota fuera de la cancha» potenciando esa mirada en donde su felicidad siempre depende de objetos o personas externas. Repita conmigo: «Seré feliz cuando todos seamos comunistas» o «Seré feliz cuando tenga un Rolls Royce» o «Seré feliz cuando tenga la cara de Meg Ryan» …..
Si por una casualidad a conseguido algo casi imposible, vuelva al punto 5 y siéntase mas infeliz.
 
7) Utilice todo su tiempo para trabajar y conseguir dinero que jamás le alcanzara para cumplir la obtención del objeto de deseo que lo hará feliz. Que esté todo el tiempo ocupado y que no exista un minuto que pueda brindarle a sus seres queridos, hará de ellos que sean exactamente tan infelices como Usted.
 
8) Llore, violéntese, patée la pelota fuera de la cancha nuevamente y culpe a destajo a todos sus seres queridos por su fracaso. Ellos tienen la culpa de toda su frustración, maltrátelos, insúltelos …. compórtese como el objetivo al cual queremos llegar con estos tips.
 
9) Destruya en su interior cualquier atisbo de autocrítica. A Usted no le preguntaron si quería nacer, entonces como está en este mundo por obligación no tiene culpa alguna de nada. QUE SE LA AGUANTEN!
 
10) Repita hasta el cansancio frente al espejo: «Soy un perfecto infelíz». Porque en esta vida uno es lo que cree ser.

 

Créditos para: http://emancipadosdementes.blogspot.com/2013/10/10-tips-para-ser-un-perfecto-infeliz.html 

¡Váyanle a otro con sus cuentos chinos! / Henrique Capriles Radonski

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Cada vez son menos transparentes y, con todo y eso, cada vez se les notan más las costuras. A nadie le queda claro qué fue lo que ganó Venezuela con el viaje a China de Nicolás y su combo, pero hay algo que todos los venezolanos sabemos: ahora estamos todavía más endeudados y seguimos siendo dependientes del petróleo y de las importaciones.

Pero lo peor es que al volver, para ocultar la maraña en la que están metiendo al país, Nicolás volvió a su cháchara politiquera de siempre para distraer a los venezolanos de problema real: que el país está hundido en una crisis económica y ellos no saben cómo resolverla. ¡Y ni hablar de la crisis política que tienen puertas adentro! Ni del retraso en tomar de una buena vez decisiones económicas que todos sabemos que son urgentes.

Están incapacitados para atender una crisis que ellos mismos generaron. Son las últimas víctimas de su incompetencia y su desgobierno. Puro guiso y pura bulla. Han tenido que ir fronteras afuera apedir plata y a importar comida, dejando en el aire a una cantidad enorme de productores nacionales con ganas de echar para adelante con nuestro país, cuando desde hace rato el barril de petróleo pasa los cien dólares. Sólo les interesan el poder y su partido.

Y es así como mantienen secuestrada la esperanza de sus militantes, que cada vez están más decepcionados pues se han dado cuenta que o construimos el futuro entre todos o el país se va por el precipicio.

Nicolás es incapaz de asumir que el modelo fracasó y es hora de hacer algo. Ni siquiera puede admitir lo que sus propios ministros le deben estar diciendo: que las políticas económicas han sido una equivocación tras otra. En cambio, ¿qué es lo hace? Pasea en un avión ajeno que nos cuesta 250.000 dólares al día a los venezolanos. Doscientos cincuenta mil dólares de esos que no hay para la salud de muchos pacientes que requieren medicamentos importados ni para apoyar a la producción nacional.

Todos sabemos que ese viaje a China tenía un solo propósito: pedir prestado. El desbarajuste y la corrupción han sido tales que dejaron las reservas vacías. Pero para recibir toda esa plata, el gobierno tiene que estar dejando algo en garantía. ¿Cuál es esa garantía? Uno se lo pregunta y es como si diera un golpe en la puerta de una madriguera de ratas: salen todos los cómplices de la corruptela a defender como pueden pelón tras pelón y exceso tras exceso.

Pero lo que no pueden ocultar es que en el país siguen los muertos por la violencia, las cárceles convertidas en un infierno, sigue desplomándose la economía, se colapsan los servicios, los hospitales no pueden atender a la gente y las familias venezolanas siguen pasando trabajo. Ya se están cantando los resultados del 8 de diciembre y por eso están tan desesperados y hasta raspando la olla o peleándose por cuotas de poder, sin pensar en usted, en su familia ni en su comunidad. Y todo eso con una inflación hambreadora del 45%.

Por eso es que hay que buscar a ese hermano y esa hermana a quienes tengan chantajeados políticamente y hacerlos ver que cuando un país tiene una

inflación del 45%, ese país lo que necesita es un cambio. Porque una inflación de 45% no pregunta tendencias ideológicas ni por quién votaste en las elecciones pasadas: tanto quien tiene la franela roja como quien dice que la política no le interesa tienen menos dinero y son más pobres por culpa de la corrupción y la ineficacia. Nosotros sabemos que Venezuela somos todos y, por tener eso tan claro, es que hemos logrado ser cada vez más los que queremos progreso y bienestar para cada familia.

A ellos lo único que les interesa es mantener el parapeto que han armado para convencerse a sí mismos de que no van a perder el poder. Pero nosotros sabemos que lo perdieron hace rato: justo cuando perdieron la confianza del pueblo.

Así que olvídense de trapos rojos políticos y cuentos chinos venidos de Miraflores: este país necesita un gobierno que trabaje. Cada bulla que levantan los enchufados pretende distraer al pueblo del desastre en que ha convertido a la Nación. Ya no saben qué hacer: tienen miedo de tomar las decisiones económicas porque el 14 de abril se probaron a sí mismos que perdieron al pueblo y que aquí ya no engañan a más nadie. Vayan a contarle a otros sus cuentos chinos: este país cambió y ustedes lo saben muy bien.

¡Que Dios bendiga a Venezuela! Seguimos adelante y sin miedo.

Créditos para: http://runrun.es/top/84536/vayanle-a-otro-con-sus-cuentos-chinos-por-henrique-capriles-radonski-hcapriles.html 

¿Nos hacen tontos los teléfonos inteligentes?

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David Cuen

BBC Mundo, @davidcuen

Miércoles, 2 de octubre de 2013

 
Modelo mira su teléfono inteligente

Son las 8 am y estoy en el tren rumbo a la oficina. El vagón va lleno, como siempre, con gente camino al trabajo.

Ocho de cada diez van mirando una pantalla. Algunas son tabletas, pero la gran mayoría mira a sus teléfonos inteligentes.

Desde que su uso se masificara a principios de esta década, los celulares listos y sus apps se han convertido en aliados indispensables de la humanidad.

Persona camina mientras ve su teléfono inteligente.

Es fácil argumentar que estos dispositivos nos mantienen mejor informados y más comunicados. Se puede acceder a correos electrónicos, mensajes privados, video llamadas, noticias y redes sociales en un instante.

Se puede trabajar en forma remota, colaborar con otros en lugares distantes y tener al mundo en la palma de la mano.

Pero recientemente una serie de estudios y columnas de opinión (algunas de ellas escritas en el mundo tecnológico) están llamando la atención sobre los riesgos de estar conectados 24 x 7.

Me refiero a preocupaciones sobre las repercusiones en nuestras interacciones sociales y nuestra productividad, no a la llamada adicción, que es otro tema y nada tiene que ver con la tecnología.

En lo que a nuestro papel como animales sociales se refiere, nadie puede negar que cada vez que estamos en una reunión, cena con amigos o comida en familia, suele ser común que más de uno de los participantes esté mirando constantemente la pantalla de su teléfono.

Un clicvideo en YouTube llamado «I Forgot My Phone» -«Olvidé mi teléfono», en español- trata de llamar la atención sobre el tema (gracias @riczeo por compartirlo). Al momento de escribir estas líneas ha recabado más de 29 millones de visitas.

Esa aprehensión por no abandonar el teléfono parece venir de la idea de que podemos quedar fuera de la conversación -la «virtual», no la que está ocurriendo en ese momento- o perder un mensaje importante. Ocurre cada vez con más frecuencia porque estos dispositivos se han convertido en una extensión «aceptable» de nuestra persona. Es una convención social el que la gente cargue computadoras en la palma de su mano.

Diferentes teléfonos inteligentes

Y dicha aceptación se refleja en nuestras vidas. Un estudio de la Universidad de Stanford encontró que para casi el 70% de los entrevistados era más fácil olvidar su cartera en casa que su teléfono inteligente. Otro estudio, esta vez efectuado por Google, encontró que 89% de su muestra usaba su teléfono inteligente para «mantenerse conectado» a través de redes sociales y correos electrónicos.

Otros estudios han apuntado al hecho de que el mirar una pantalla de un dispositivo móvil afecta la calidad del sueño. ¿La respuesta? Apps como ScrenFilter que reducen la luminosidad de las pantallas para que ello no ocurra.

Pero más allá de las respuestas tecnológicas hay quienes creen que los riesgos sociales de usar teléfonos inteligentes en forma permanente son altos. Para algunos, estos crean un déficit de atención que implica que el mirar constantemente un teléfono celular, nos impida concentrarnos en otras labores.

Quienes apuntan a estos desafíos dicen que tener tanta información y tantos mensajes a la mano provoca que las personas se concentren menos y traten de hacer múltiples tareas al mismo tiempo, reduciendo así la calidad y la concentración en cada una.

Persona en la calle con su teléfono inteligente

En la revista Wired Sendhil Mullainathan, profesor de la Universidad de Harvard, asegura que ser multitareas y tratar de pasar de una actividad a otra completamente diferente en un instante, no tiene sentido. Cree que debemos tener un periodo de transición entre una y otra que nos permita asimilar lo que acabamos de hacer antes de pasar a una nueva tarea. Por ello, para él, no tienen sentido todos los ejecutivos que llenan su agenda con reuniones tras reuniones. Nada más lejos de la productividad, dice.

Y con los teléfonos inteligentes ocurre algo similar, afirma Mullainathan. El estar recibiendo correos electrónicos y tuits camino a una cena social, por ejemplo, hará que estamos pensando en esa información en lugar de concentrarnos en el mundo real.

Es claro que la aceptación oficial de los dispositivos móviles como extensión de nuestra humanidad trae consigo enormes desafíos. Algunos son sociales, otros de productividad y algunos más de recuerdos y memorias. Ahora la gente no vive el momento, lo captura en una fotografía que revive después.

Pero quizá todo esto sea parte de la evolución humana. Quizá es temprano para saber cómo nos afectan estos cambios en nuestras normas sociales. La humanidad ya ha pasado por grandes cambios como éste y ha sobrevivido. Quizá volvamos a hacerlo.

Por ahora me voy porque acabo de recibir un mensaje en mi teléfono. Hasta la próxima.

 

Créditos para: http://www.bbc.co.uk/mundo/blogs/2013/10/131002_blog_un_mundo_feliz_telefonos_inteligentes.shtml 

XOCHIL SHÜTZ: ¡Ésta no es otra canción de amor para Chávez!

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Xochil Schütz

 

El viaje para Caracas
dura quince horas…

 

La poetisa alemana Xochil Schütz relata, en clave de crónica, su experiencia y participación en el décimo Festival Mundial de Poesía en Caracas. El espíritu de este texto es descrito por Schütz como las “impresiones del país que se autodenomina Socialismo del Siglo XXI”. (Prodavinci).

Salgo del avión un sábado por la tarde cansada y pegostosa. Antes de presentarme ante los representantes del 10. Festival Mundial de Poesía que me recogerán en el aeropuerto, quiero refrescarme en el baño, pero no tengo tiempo. No he terminado de recorrer la pasarela del avión cuando veo mi nombre en un letrero sostenido por una joven. Paso, conducida por ella, sin tener que hacer la inmensa cola del control de pasaportes, al área VIP del aeropuerto. Está fuertemente vigilada por dos mujeres uniformadas de mirada mordaz.

La sala de aspecto señorial, amoblada con sofás de cuero, tiene aire acondicionado. En las paredes lucen pinturas, la más grande de todas muestra al presidente Hugo Chávez, fallecido en mazo de 2013.

Junto con otros poetas que también esperaban en el área VIP soy conducida a través de la instalaciones del aeropuerto en dirección a la salida. Mi vista se detiene sobre una gigantesca cola de personas esperando. Es ancha y seguro de por lo menos cien metros de largo. La mujer que nos busca me mira y dice: “Esperamos que te guste Venezuela”.

El viaje para Caracas dura cuarenta minutos. Veo montañas y pronto miles de chozas armadas de ladrillos, que se aferran a sus laderas.

Cuando le digo a la joven colaboradora del festival que debo cambiar algo de dinero, me exhorta a que los cambie con ella, de forma personal. Quiere viajar a Europa dentro de poco. La entiendo; aunque su abrupta exhortación y algo en su tono de voz me hace desconfiar. Que el gobierno ha establecido una tasa de cambio extremadamente baja, que los venezolanos tienen dificultades para acceder a divisas y que por eso se pagan altos precios por moneda extranjera en el mercado negro, eran cosas que había leído antes de emprender el viaje.

Más tarde, la joven me ofrece canjear mis euros por un precio que en realidad está 80% por debajo del precio promedio del mercado negro e incluso muy por debajo del cambio oficial. Me siento engañada. Me cuesta encontrar el valor para decirle a la joven que me está ofreciendo muy poco dinero. Cuando me oye, hace como si estuviera enterándose de que existe un mercado negro y me monta una escena de gran sorpresa. Poco después me ofrece un tipo de cambio un poco más alto que el anterior y me explica que debido a que ella trabaja para el Gobierno no puede pagar precios de mercado negro. Acepto el trato (que aún es desventajoso) porque temo que en los próximos días tendré que lidiar con frecuencia con esta joven y no quiero arruinar completamente el de por sí ya incómodo ambiente. A pesar de eso no me siento muy bien.

Seis semanas antes. La invitación es formal y amigable. La Casa de las Letras de Caracas me invita a participar en el Festival Mundial de Poesía. Me alegra mucho, pues me gusta viajar. El Ministerio de la Cultura estaba dentro de los patrocinantes. En Alemania el Estado también apoya este tipo de eventos. No creo que la situación amerite mayor precaución. Cuando Hugo Chávez aparecía en los medios alemanes, su autopromoción me parecía incómoda. Ahora está muerto y yo un poco curiosa. ¿Logró algo políticamente? ¿Es tal vez Venezuela un ejemplo de que el socialismo sí puede funcionar?

Acepto la invitación al Festival. Me informo regularmente a través del Internet sobre la situación política del país. Poco a poco comienzo a dudar: La economía está evidentemente en el suelo. Los medios de comunicación, se lamenta la prensa internacional, se encuentran controlados; el último canal de televisión independiente está siendo comprado por el Estado. De pronto leo que militares han torturado a manifestantes críticos al gobierno. No me suena a socialismo. Suena a dictadura. Pienso en cancelar mi participación en el Festival.

“Tú no eres Günter Grass”, me dice mi mejor amiga. “Tu ausencia no tendría ningún efecto. Y tal vez esas personas lo que están necesitando es poesía”.

Decido emprender el viaje. Poco después recibo el programa del Festival. En la primera página luce una imagen de Chávez. ¿Y esto qué es? No tengo nada que ver con este señor y nada de ganas de dejarme instrumentalizar.

También me pone a pensar el hecho de que yo —como poeta— debo abrir el festival. Con la actual situación política del país me parece un dudoso honor. Considero la posibilidad de citar las palabras de Rosa de Luxemburgo en la tarima: “La libertad es siempre libertad para el que piensa diferente”.

“Eres invitada”, me dice alguien. “No puedes ofender a los anfitriones”. Además de estar en contacto con los organizadores del Festival Mundial de Poesía, también estoy en contacto con el director de la biblioteca del Instituto Goethe en Caracas. Uno de mis talleres sobre la poesía slamtendrá lugar allí. Le escribo que la situación política del país me parece muy interesante. Me responde invitándome a un almuerzo informal con algunos autores críticos al gobierno. Me alegro mucho y me siento aliviada de no ser instrumentalizada por sólo uno de los lados. Sin embargo sigo teniendo una mala sensación respecto a este festival.

El hotel en el que nos hospedamos queda en el centro de la ciudad. Me dicen que no debo salir sola. Caracas es peligrosa. Se trata del antiguo Hotel Hilton que desde hace años pasó a manos del Gobierno de Chávez. Desde entonces no han limpiado las ventanas, las alfombras están sucias y la ducha de mi habitación no funciona. El servicio de habitación me trae el agua que pedí después de una hora. La siguiente simplemente no me la trae. El agua del chorro no es potable. Tengo sed. Comienzo a comprar agua en la tiendita del hotel, que abre de vez en cuando. En el desayuno evito además comer mantequilla. Está rancia.

De los cuatro ascensores del rascacielos funciona normalmente sólo uno. En consecuencia hay que esperar largos e improductivos ratos durante las horas de mayor afluencia. Cuando los huéspedes del hotel nos enteramos de que había un ascensor que sube a partir del segundo piso (mejor que nada), salimos corriendo en competencia para subir por la escalera.

En otra oportunidad me embuto entre el amasijo de gente aprisionada en el ascensor. La gente se molesta. Si el ascensor llega a quedarse parado a mitad de camino, seguro que me linchan.

A veces subo los 15 pisos a pie. Tengo muchas actividades previstas y no siempre tiempo para esperar.

No necesito lujo, pero este hotel no funciona lo suficiente.

Bienvenida oficial. El domingo en la tarde se nos da una bienvenida oficial a los cincuenta invitados al festival en el patio de un museo cercano al hotel. No, en realidad no se nos da la bienvenida. Se nos da un discurso en el que se exaltan los logros del gobierno socialista en el área de la cultura. Luego un segundo discurso, en el cual se exaltan los logros del gobierno socialista en el área de la Cultura. Luego un tercer discurso en el que el director de la Casa de las Letras, institución que nos ha invitado, con una mezcla de fervor y vanidad, expone que fue amigo personal de Chávez y lo grande que es el socialismo.

Durante los siguientes ocho días que estaré en Caracas, escucharé antes y durante cada uno de los eventos las palabras “Chávez”, “Comandante”, “Presidente” y “Patria”. Ya en este primer día su uso excesivo hace que mis oídos no las toleren más. Estoy alterada. Perpleja. ¿Qué es esto?

Es lunes por la tarde. Dentro de poco tendrá lugar la inauguración oficial del Festival en el teatro más grande de Suramérica. Se esperan más de dos mil personas. Me preguntan si quiero decir algunas palabras antes de recitar mi poema. De ser afirmativo, debo decir exactamente qué palabras serán. Respondo que no y me molesto un poco, porque luego del saludo informal que nos hicieron en el teatro, en el que se exaltaron los logros del gobierno en el área cultural del país y se nombró a Chávez al menos diez veces, había pensado de hecho en la posibilidad de decir algo.

Resulta que hay otra presentación antes de la mía: la de Chávez. En una pantalla gigantesca se le ve y se le oye, gesticulando de forma exageradamente sentimental, mientras recita un poema.¿Este tipo realmente tenía que saber hacer de todo?—pienso. Entonces salgo al escenario. La gigantesca sala está casi vacía. Tal vez unas 300 personas se veían dispersas en ella. De esas 300, a lo largo de la noche, algunas gritan regularmente en coro “Chávez”. Es extraño; tiene un aire de teatro escolar.

Detrás del escenario, para los poetas, hay agua en pequeñas botellas de plástico. Tienen pegada una etiqueta en la que un nombre está impreso en letras gigantes: Chávez. El agua sabe venenosamente a plástico. Tengo sed, pero no me provoca tomarla.

Es martes por la mañana. Junto a mi intérprete voy en un taxi al Instituto Goethe. Allí doy mi primer taller sobre poesía slam. Doce personas, jóvenes en su mayoría, asisten al taller. Hablo sobre la poesía slam, el efecto social y literario que tiene… y que eventualmente no tiene. Escribimos textos acerca de la realidad social, los recitamos al grupo y los discutimos. Todos hablan libremente y ninguno grita “Chávez”. Es sólo luego de que recito mi texto recién redactado, que pregunta si Venezuela se está convirtiendo en una dictadura, que el ambiente cambia: una participante del taller desmiente con ahínco que la libertad de expresión se encuentre limitada en el país. Otros responden con indignación que en la Universidad ya no se puede hablar libremente por miedo a posibles consecuencias. Suena inquietante. No. Suena aterrador.

Dos jóvenes participantes deciden fundar un slam de poesía. Por supuesto es algo que me alegra.

Después del taller tiene lugar el almuerzo informal con el director de la biblioteca del instituto, su compañera de trabajo y dos artistas críticos al gobierno. Ambos artistas boicotean el festival por ser organizado por el Gobierno. Me entero de que la antes independiente Casa de las Letras, de la que recibí la invitación al Festival, fue tomada desde hace tiempo por personas leales al gobierno. Recuerdo entonces al fervoroso-vanidoso amigo de Chávez que nos “saludó” el domingo y ya no me sorprende nada.

La autora crítica al gobierno me dice que con su arte sólo intenta poner orden en el caos que causa en ella la situación política y social.

Me siento en sintonía con las personas en la mesa y no quiero irme. El almuerzo se extiende. Mi intérprete debe recordarme repetidas veces que ya es hora de partir: debemos regresar al hotel y después seguir a una lectura.

Nos despedimos afectuosamente y corremos bajo la lluvia tropical a lo largo de una calle.

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El décimo Festival Mundial de Poesía en Caracas.

La Limonera. Junto a otros autores un pequeño autobús nos lleva poco después a una lectura en un complejo habitacional en las montañas. El complejo se llama “La Limonera” y al parecer el difunto presidente Chávez ordenó su construcción para familias de bajos recursos que quedaron sin techo debido a catástrofes naturales. A mitad de camino, se sube al autobús un hombre de aspecto atlético y cabello largo. Me aborda llamándome “camarada” y me explica con voz pretenciosa que dentro de poco me encontraré con personas que nunca habían estado en contacto con la cultura. Ahora el socialismo les lleva cultura. Pareciera que estuviese hablando de animales a quienes juntos pudiéramos civilizar. Profundamente conmovido me dice luego que ama a Chávez. Le digo: “Pero parece que no a todo el mundo le pasa lo mismo”. Se molesta y dice fervorosamente: “NOSOTROS lo amamos. NOSOTROS lo amamos.” A más tardar en este momento me doy cuenta que la situación en este país es totalmente diferente a todo lo que he conocido hasta ahora.

Las casas del complejo tienen dos años de construidas. Utilizo el diminuto baño de una de las familias que viven allí, porque se pensó en llevarles cultura a estas personas, pero no en poner un baño a disposición de los autores. La puerta del baño tiene ya un enorme agujero. Y la cerradura de la puerta también está dañada, cosa que compruebo unos momentos después: no puedo abrirla. La amable familia necesita largos minutos y la ayuda de herramientas para poder liberarme. Me siento incómoda y desconcertada. No necesito lujo, pero un Estado que ni siquiera puede fabricar puertas y cerraduras que funcionen me parece débil.

El recital de poesía y la apertura de la actividad se retrasan por la misma razón que la inauguración se retrasó: un político socialista, que estaba en el programa, nos hace esperar para terminar no apareciendo.

Hace frío aquí en las montañas. Nadie nos avisó con antelación y ahora morimos de frío. Entretanto ya se hizo de noche. Nadie nos ofrece algo de comer. Tenemos hambre. También tenemos sed, pero nadie nos ofrece algo de beber. De pronto ya no puedo más y colapso. Necesito recostarme.

El recital comienza tarde, pero comienza. Sin mí, pero los escucho. El director de la Casa de las Letras, presente en el evento, entona himnos de alabanza a Chávez. El numeroso público está entusiasmado. Se escuchan los primeros gritos de “Chávez”. Los poetas venezolanos invitados recitan poemas de alabanza a Chávez. Estoy recostada en el asiento de atrás del autobús que nos trajo aquí. Poco antes de mi turno, me obligo a salir del autobús y a subir al pequeño escenario al aire libre. Un pequeñín tambalea al micrófono y dice que Chávez una vez lo abrazó y que lo ama. La multitud está emocionada. Estoy segura que en cualquier momento en Venezuela Chávez será declarado santo y se convertirá en religión. Tengo la sensación de que nadie me creerá esto en Alemania. Pero en Alemania nadie tiene idea de lo que está pasando aquí.

Ya se hizo de noche. Durante el viaje de regreso al centro de la ciudad, que dura una hora, el socialista de cabello largo que ya había conocido camino a la lectura, reparte clementemente pequeños pedazos de pizza fría y vieja, como si estuviese repartiendo la Sagrada Cena. Siento ganas de reír, pero no puedo. Estoy hambrienta y sobre todo muerta del cansancio.

Miércoles por la tarde. Vamos en taxi a una escuela, en la que daré mi segundo taller. Somos mi intérprete, yo y una mujer hasta ahora desconocida que nos acompaña. Dice trabajar en la Casa de las Letras y tiene un aspecto pedantemente fiel a la línea, tal como me imagino a una funcionaria del Ministerio para la Seguridad del Estado (de la República Democrática Alemana). Me siento incómoda, en el sistema incorrecto y no tengo ganas de conversar. Prefiero ver por la ventana. Al borde de la calle veo repetidamente colas de personas. Que los venezolanos deben hacer cola para comprar papel higiénico, jabón y mantequilla es algo que ya escuché. Que tienen que hacer cola para poder tener un puesto en un autobús era algo que no sabía. Siento compasión, pero al mismo tiempo recuerdo a una venezolana que me dijo que la gente aquí se toma los inconvenientes con humor.

La escuela queda al borde de un barrio. El taxista tiene miedo de atravesarlo. Pasa una hora mientras conseguimos un camino más seguro a nuestro destino. Llegamos demasiado tarde.

Un profesor muy entusiasmado de unos cincuenta años aproximadamente nos espera en la calle. Nos grita permanentemente camino a la escuela como si fuéramos sordos. Entramos a las instalaciones. A causa de su construcción abierta y techos altos, el ambiente es insoportablemente ruidoso. Todo retumba. El profesor tiene que gritar para presentarnos a los estudiantes. La funcionaria socialista que nos acompaña tiene que gritar para alabar al gobierno. Tengo que gritar al recitar mis poemas e intentar conversar con aproximadamente ochenta chicos de trece años. Es complicado, pero de alguna forma lo logro. Al finalizar el taller, el profesor me acerca una bandeja con pasapalos que los alumnos han preparado para nosotros. Estoy conmovida. Los alumnos son cordiales, quieren autógrafos y tomar fotos de recuerdo con sus teléfonos celulares. Al finalizar, el profesor me entrega solemnemente un montón de hojas metidas en una carpeta pegajosa. “Mis poemas”, me dice. “Puedes publicarlos en Alemania”. Siento que me exige demasiado, al fin y al cabo ni siquiera hablo español.

Otros eventos. Regresamos al hotel y poco después tenemos que seguir a la próxima lectura. Tiene lugar en el patio del Ministerio del Poder Popular para la Educación. Este evento no estaba en el programa del festival que me habían enviado.

Junto a tres autores internacionales hay diez autores venezolanos invitados que alaban a Chávez fervorosamente. El público está entusiasmado. Abandono la tarima antes de tiempo porque simplemente no puedo soportar la propaganda permanente. Me prometo nunca más viajar a una dictadura. Más tarde escucho a una cantante cantar con total entrega una canción de amor para Chávez.

Después de la actividad una mujer del público se acerca a mí. “Obama loco”, dice. Y luego dice: “Merkel loca”. A pesar de que no hablo español, conozco la palabra “loco” y sé lo que significa. La mujer espera que yo por lo menos asienta con la cabeza, expresando que estoy de acuerdo. Cuando en vez de eso digo “No”, me asusto porque siento que me va a atacar físicamente.

Jueves, viernes y sábado se llevan a cabo más recitales. Siempre están invitados, junto a nosotros, los autores internacionales, numerosos autores venezolanos que entonan cantos de alabanza a Chávez y llaman a la lucha de clases. ¿Será que es un intento de impedir que la gente siga dudando del resultado de las elecciones ganadas por el hijo de crianza de Chávez, Nicolás Maduro? ¿O de unirse a la oposición?

Cuando es mi turno en un teatro grande, ante un público bastante numeroso, después de dos horas de “poesía-propaganda”, digo: “Cuando nos amamos, no necesitamos ninguna lucha política”. Más o menos la mitad del público aplaude prudentemente. Los demás hacen un absoluto silencio. Un hombre se enfurece. Mi frase fue decente. Sin embargo, la siento casi peligrosa.

El Gobierno de Chávez comenzó a ofrecer en Caracas un festival gratuito (“la ruta nocturna de los museos”) los fines de semana. Tiene el objetivo de hacer posible a los jóvenes de los barrios el contacto con la cultura, sin costo alguno. Son precisamente este tipo de acciones las que en medio de todo reducen mi incomodidad, me hacen poner en tela de juicio mi creciente rechazo por este Estado. A mí estos festivales me parecen algo bueno. Incluso estoy contenta de presentarme allí.

Por la tarde tengo una entrevista con la televisora cultural más grande del país. Me dicen que debo decir frente a las cámaras lo que significa Chávez para mí. Me rehúso y le explico al empleado de la televisora que la poesía es independiente. Me ven con sorpresa. Una vez más tengo la sensación de estar en un mundo distinto al que conozco.

Aproximadamente tres mil personas, bien dispuestas, asisten en la noche. Están contentos de escuchar, después de la presentación de un grupo musical, poemas en alemán y su traducción. Estoy sorprendida de la increíble recepción que tengo —sin necesidad de exclamar ante el público “Chávez”, “Comandante” o “Presidente”. Los poetas de Francia y Palestina mantienen otra posición: el poeta slam francés es evidentemente fanático de Chávez, la poeta rapera palestina está feliz de que Chávez en algún momento tuvo una posición crítica con respecto a Israel. En general he comprobado que algunos de los autores internacionales sienten entusiasmo o al menos simpatía por Chávez, mientras que otros aún no se han ocupado de informarse sobre la situación política del país.

Como ya antes de emprender este viaje, me gustaría saber si hubo autores que rechazaron la invitación porque no quisieron viajar a este sistema.

Domingo al mediodía. Mi partida se aproxima. La despedida de algunos de los jóvenes colaboradores, quienes nos atendieron en la oficina del festival en el hotel, es cordial, casi familiar. Muchos de ellos fueron francos, comprometidos y bastante encantadores. Me siento irritada una vez más. ¿Es posible que gente tan simpática apoye a una dictadura y que eventualmente la ayude a construir? Ninguno de ellos quiso hablar sobre Chávez sin que yo se lo pidiera. Mi “colaborador favorito”, un verdadero sol, me pide que le recomiende más poetas slam: quiere invitarlos a Venezuela el año que viene, para organizar más talleres y eventos literarios para que la poesía slam sea conocida en el país.

Recuerdo al director de la biblioteca del Instituto Goethe, quien me dijo durante nuestro encuentro el martes, ya en confianza: “Ya escuchaste autores críticos. Pero ve también el otro lado; ellos te invitaron y están muy interesados en el tema de la poesía slam“.

Nos dirigimos en autobús hacia el aeropuerto. Como siempre cuando recorro Caracas, me llaman la atención las innumerables paredes de edificios que tienen grafitis e imágenes que alaban fuertemente a Chávez y a Maduro. La simbología recuerda a la de Corea del Norte, la antigua República Democrática Alemana, la Unión Soviética: los mandatarios se presentan desde una perspectiva que los hace tener un efecto abrumador. Hay que levantar la vista hacia ellos. Estoy feliz de no tener que verlas más. La propaganda es tediosa, parcializada, me altera.

Maduro, quien se aferra al poder, también tiene fama de tedioso. “Ni siquiera le gusta a mi abuela”, me comentó una venezolana. “Y ella fue una verdadera chavista”. Pero en las paredes de los edificios dice: “Chávez dijo que eligieran a Maduro”. Así que. Bueno.

La clase media se desangra bajo la situación política actual, me comentaron convincentemente: trabaja más de lo que es bueno para la salud y de todas maneras el dinero no le alcanza para vivir. Pero la clase baja es inmensa. Y por supuesto prefiere vivir, en vez de en la calle, en uno de los nuevos rascacielos sin ascensor construidos baratamente por el Gobierno. Y si los choferes de metro son presidentes y señoras que limpian influyen de forma decisiva en círculos literarios —y lo pueden hacer en la Venezuela actual, según me informaron de forma muy convincente— estamos frente a una especie de “Sueño Americano” que evidentemente motiva a muchas personas. Irónicamente. Porque se odia a los Estados Unidos.

Tal vez las limosnas y las acciones por los pobres sólo son una forma de tapar el hecho de que el Estado es profundamente corrupto. Esa opinión la escuché muchas veces de venezolanos. No puedo juzgar eso tras apenas unos pocos días en el país.

La joven colaboradora del festival que a mi llegada cambió tan desfavorablemente mi dinero me abraza fuertemente al despedirnos en el aeropuerto y me dice que tenemos que mantenernos en contacto, pase lo que pase. Estoy asombrada. ¿Será que tiene mala conciencia? ¿O tal vez no tiene consciencia de qué es justo y qué no? No lo sé. Más tarde alguien dirá: “Ni lo uno ni lo otro. Está echada a perder. El sistema político la ha deformado tanto que se acostumbró a ser falsa”.

Nosotros los autores no esperamos tanto como los demás viajeros. Pero igual al salir por el aeropuerto tenemos que esperar. Sólo en la cola del control de pasaporte pasamos una hora y media. Cansa. Altera. Otra media hora había pasado cuando revisaron nuestras maletas.

En general: equipaje: Todos tenemos más de lo que teníamos al entrar al país. Nuestros honorarios nos los dieron en efectivo, en moneda local. A causa de las diversas tasas de cambio existentes en el país no se puede cambiar ese dinero en ningún otro país del mundo. Así que no nos quedó otra sino gastar todo el dinero. Por supuesto fue divertido. Pero hubiésemos preferido utilizarlo para pagar nuestro alquiler.

De regreso en casa sigo preguntándome si verdaderamente acabo de visitar una dictadura. La omnipresente propaganda en Caracas me molestó inmensamente. Así como el hecho de que la política dominó de forma casi absoluta al festival, intentando vender propaganda como arte y así degradar al arte al nivel de propaganda. Pero, ¿eso es suficiente para decir que se trata de una dictadura?

Un oriundo, a quien le pregunté si en Venezuela existía una dictadura, gimió: “Ni nosotros mismos lo sabemos”.

Un autor de Haití con quien conversé opinó: “No puedes aplicar a una democracia latinoamericana la misma escala que a una europea” —¿Y por qué no?

La autora crítica al gobierno que conocí en el almuerzo organizado por el Instituto Goethe dijo: “Venezuela es una dictadura del siglo XXI, se oculta detrás de una máscara de democracia”.

No soy inexperta en el tema de entender sistemas políticos. Pero éste no lo entiendo. La sensación de confusión no quiere disiparse. Mientras más intento entenderlo, más tengo la sensación de que en mi cabeza hay un insecto gigante, que no quiere salir. Tal vez su nombre sea, de hecho, “dictadura”.


Por: Luis Xochil Schütz

 

Créditos para: http://www.reportero24.com/2013/10/xochil-shutz-esta-no-es-otra-cancion-de-amor-para-chavez/ 

“Gabriela Montero y Mariana Rondón: dos venezolanas” / Leonardo Morales

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En la vida los seres humanos buscan diversas formas de comunicar lo que sienten y desean transmitir a un público mucho más amplio. No siempre lo que pensamos queremos que se quede en nuestro interior sino que buscamos los medios para comunicarlo con el fin de producir cambios en determinadas conductas o simplemente como un medio de protesta y de llamado de atención ante determinados hechos y circunstancias.

El arte no es un concepto hueco. Los artistas buscan expresar sus sentimientos y su concepción del mundo a través de los medios que mejor han desarrollado. Así, desde la pintura, el teatro, la música, el cine, la poesía, la danza entre otras disciplinas, los artistas ponen todo su empeño y su pasión para comunicar con extraordinario talento su amor por la vida y la belleza pero también su enojo por la injusticia.

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Gabriela Montero expresa sus sentimientos y su arte desde la música Su interpretación del piano la ha colocado en numerosos auditorios del mundo. Su virtuosidad y su talento han sido reconocidos mundialmente aun cuando en Venezuela, como ella misma señala, no tenga la misma publicidad que otros artistas reciben.

Ella, además de su capacidad para improvisar en piezas complejas, compuso ExPatria, en la que expresa su angustia por la circunstancia que vive el país. Ser artista no implica estar desconectado de la realidad y mucho menos de su patria, y que mejor que decirlo que con sus propias palabras: “Como artista, voy a darle voz a aquellos que no la tienen. No pertenezco a ningún grupo, ni a ningún partido. Pertenezco a la raza de seres humanos que desea ver la paz, el fin a la violencia, la justicia social verdadera y a una Venezuela que prospere y sea una panacea para todos, no algunos pocos.” Lo acontecido en su presentación en Paraná, Brasil, es un fiel reflejo de la Venezuela que se ha ido modelando en los últimos años: un país intolerante y dividido a la fuerza desde las alturas del poder.

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Esa intolerancia que le tocó vivir a esta destacada venezolana en Brasil es el tema de “Pelo Malo”, película recién galardonada en el Festival de San Sebastián con la Concha de Oro. A Mariana Rondón, hija de un amigo con quien compartí ideales y actividades estudiantiles; la recuerdo en su pasar frente a mi casa a pocos metros de la residencia de Pavel, su padre, y sin las angustias que hoy atormentan a Gabriela Montero. Así era Los Chaguaramos, una urbanización tranquila, de buen vivir y de afables vecinos; en modo alguno era el barrio que inventa Nicolás Maduro en su declaración a la revista española el Viejo Topo.

Mariana ha sido sincera, no se ha quedado callada a la hora de expresar sus pareceres. Ha creído conveniente señalar que su película llama la atención sobre la necesidad de la tolerancia entre los seres humanos, pero en particular y no podía ser de otra manera, colocó su mirada sobre en la tierra que la vio nacer, al señalar: “Y a mí nadie me dijo que esto era una guerra, solo íbamos a unas elecciones. Paremos. Hay un dolor inmenso. De un acto político, un referendo, hemos pasado a un acto de fe, de ideas”. ¿De quién fue la responsabilidad? Toda de Chávez. Cuando dijo eso de que quien no está conmigo está contra mí nos sentenció a esta guerra. Y Maduro sigue el mismo camino”.

Por lo visto el SIBCE pretendía que la cineasta se abstuviera a hacer comentarios por haber recibido un financiamiento de la Villa del Cine. ¿Acaso ese financiamiento es para hacer propaganda al régimen o para que los cineastas se expresen libremente?

Así están las cosas en Venezuela. Por un lado la oligarquía gubernamental se escandaliza por la opinión ejercida libremente por una venezolana y, por la otra, un extranjero -se presume argentino- intentó impedir que otra venezolana se expresará como bien le dictará su conciencia sobre su país.

Lo que este régimen, de profunda vocación totalitaria, no entiende es que en los venezolanos existe una identificación profunda con la libertad y la justicia por lo que cualquier amenaza o pretensión de ir contra esos anhelos encontraran siempre de pie, mujeres y hombres con pechos henchidos de convicciones democráticas.

Por lo pronto, la Venezuela democrática se felicita por dos artistas que ponen en alto el nombre del país, cada una con su arte y su forma de comunicación. No pasará mucho tiempo sin que el Teresa Carreño reciba y acoja con alegría y satisfacción a nuestra pianista Gabriela Montero y, quizás, el próximo año las salas de cine del país se colmen para honrar el film de Mariana Rondón.

Así será…

Leonardo Morales P/ @leomoralesP.

Créditos para: http://visionglobal.net.ve/gabriela-montero-y-mariana-rondon-dos-venezolanas-por-leonardo-morales/#sthash.Rl8LUcqU.dpuf

Venezuela / Como en Cuba: racionamiento y represión / Marta Colomina

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Maduro tendría en mente poner preso a Capriles y, ante las protestas, suspender las elecciones

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 MARTA COLOMINA |  EL UNIVERSAL
domingo 6 de octubre de 2013  12:00 AM
Los desequilibrios se aceleran en el calamitoso régimen de Maduro. En octubre de 2012, Chávez gravemente enfermo y dispuesto a ganar la reelección a costa de lo que fuese, subió el gasto público hasta niveles insostenibles para crear la idea de que en el país reinaba la bonanza. Con tal fin se realizaron importaciones masivas de bienes y servicios para mantener abastecido el mercado y contener provisionalmente la inflación. «Esas importaciones llegaron al monto récord de 77 mil 503 millones de dólares, cifra equivalente al 83% de las divisas provenientes de la venta de petróleo» (Deniz y Salmerón EU 30-09-13). Pero no hay comida gratis. Pronto aparecieron las graves consecuencias de aquel irresponsable despilfarro: altísima inflación (este año concluirá con un 54,7% y la de alimentos en 70%); caída de las reservas que causó la terrible escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad; una escalada brutal del dólar «paralelo» motivada por el agotamiento de las divisas despilfarradas en la «regaladera» a sus compinches externos; la «compradera» de votos por vía de nuevas misiones aparecidas siempre en cada proceso electoral; a la adquisición de chatarra militar rusa y a todo cuanto nos vende China (compras a ese país subieron 291 veces en 14 años y para su pago van el 24% de las exportaciones de Pdvsa). La negativa china de aprobarle a Maduro un crédito en efectivo deja al gobierno con pocas o ninguna vía para afrontar la cada vez más grave escasez de divisas. 

El acucioso Francisco Olivares (EU 22-09-13) resume el informe «Qué hacer»presentado hace 5 meses a Maduro por un equipo económico asesor, en el que le alertaban sobre «una bomba económica que podría estallar» si no se tomaban medidas urgentes que corrigieran las políticas erradas del gobierno. El diagnóstico, de 17 puntos, mostraba el rotundo fracaso de las empresas estatizadas y advertía que «hasta ahora las clases bajas que apoyan la revolución han sido pacientes (… ) pero se huele en el ambiente la posibilidad de un estallido social como efecto (… ) de las ondas de choque de la bomba económica que ya explotó». A sabiendas de que tal panorama es solo atribuible a políticas oficiales suicidas, en vez de seguir los consejos del informe, Maduro decidió culpar al Imperio y a la «derecha fascista» de imaginarios «golpes»(económico y eléctrico) y hasta de la «epidemia» de narcotráfico que acosa al país: desde que Chávez expulsó a la DEA y traspasó al gobierno central el control de puertos y aeropuertos, los narcosoles y las FARC han actuado a sus anchas. «El descubrimiento del gobierno francés de 1.381 kilos de cocaína provenientes de Maiquetía -dice el diputado Luis Edgardo Mata- confirma que «en Venezuela el narcotráfico no opera desde pistas clandestinas, puertos ocultos, ni le hace falta utilizar las llamadas mulas. Este gobierno ha institucionalizado y permitido el tráfico de drogas (… ) En Maiquetía no queda un puesto rural de la GN, sino todo un comando de esta fuerza, donde se apoya la Oficina Nacional Antidrogas y el respaldo del Sebin, la DIM, el CICPC y la PNB». Maduro lejos de anunciar una profunda investigación sobre el caso de Air France, aupó a la GN, responsable directa de la vigilancia del terminal aéreo.

El país es un caos. Por ejemplo: sin descargar 434 mil toneladas de comida en barcos fondeados durante semanas en Puerto Cabello, mientras 800 contenedores son declarados en abandono legal con alimentos en mal estado. Maduro no actúa en la dirección indicada por sus asesores, sino que inventa delitos a la oposición; ordena a la fiscal la inhabilitación de diputados adversos a su gobierno para obtener el voto 99 en la AN; expulsa a 3 diplomáticos del Imperio con el cuento de la «conspiración» y arremete por vía de la militarización contra los trabajadores de Guayana, en paro y protesta activa por el impago de sus derechos laborales. Reprime también las manifestaciones estudiantiles en Mérida y las más de 50 protestas de calle en todo el país que piden a gritos agua, electricidad, seguridad y arreglo de liceos y escuelas. Maduro nos amenaza con un «palo a la lámpara» y más represión: «He colocado una fecha y tomaré medidas especiales para asumir otra etapa de la Revolución (… ) Ante la evidencia del sabotaje eléctrico y de perturbación violenta, la dirección política-militar sabe lo que tiene que hacer».

La desesperación e ignorancia sin probidad, siguen siendo un azote. Maduro tendría en mente poner preso a Henrique Capriles y, ante las protestas, suspender elecciones del 8-D que las tiene perdidas. Hasta los chavistas moderados creen que las cosas no pueden seguir como van porque Maduro está destruyendo el país, así que estemos alertas.

mcolomina@gmail.com