Día: 28 octubre, 2013
Elogio de Rosalía de Castro, una filósofa gallega
Rosalía de Castro
Por: Carlos Javier González Serrano.-
Muy poco, y apenas sin descender a sus profundidades, suele estudiarse la filosofía nacional en España, como si algún miedo existiera a sentir con su contacto una honda decepción; o peor aún, como si no tuviéramos geniales literatos y filósofos que han ofrecido al vasto panorama de la historia de la Filosofía un nuevo enfoque o una nueva y original aportación.
Aunque la actividad de nuestra protagonista, Rosalía de Castro -nacida en Santiago de Compostela “de padres incógnitos” (como puede leerse en su peculiar partida de bautismo)- es propiamente literaria, podemos rastrear en ella numerosos trazos de un pensamiento unitario que, si bien no sistematizó conscientemente, puede explicitarse tras la lectura de sus obras.
En este caso nos centraremos, por su importancia, en la colección de poemas que, a mi juicio, constituye el núcleo más esencial de la concepción vital de Rosalía: me refiero a Follas novas, u Hojas nuevas, publicadas por vez primera en Madrid en 1880. La obra se encuentra dividida en cinco libros que, a su vez, pueden disociarse en dos partes bien diferenciadas (más un hiato unitivo): mientras que los dos primeros expresan con una asombrosa sinceridad -colmada de una dulce severidad- sus sentimientos más íntimos y su oscura percepción de la existencia, los dos últimos ponen de relieve el carácter social de su comprometida poesía (destacan, como temas centrales, la forzosa emigración del pueblo gallego y el sufrimiento de la mujer, siempre supeditada a la vida del marido). En medio de ambas partes, un libro intermedio funciona como nexo entre las vertientes personal y social.
El rostro de Rosalía de Castro apareció en los billetes de 5.000 pesetas
Bien sé que no hay nada
nuevo bajo este cielo,
que antes otros pensaron
las cosas que ahora yo pienso.
Y bien, ¿para qué escribo?
Bueno, porque así somos,
reloj que repetimos
eternamente lo mismo.
Y aunque el resto debería ser silencio, como diría Shakespeare, dejando al lector que se adentre en esta maravilla de Rosalía de Castro (dato curioso, hija de madre soltera y padre sacerdote), diremos aún un par de cosas. Aunque la autora no pudo disfrutar de una adecuada educación, lo que ha dejado abundantes faltas de ortografía en los manuscritos de sus obras, se ha hecho un merecido hueco en la literatura universal perteneciente al siglo XIX.
Su primer libro de poemas publicado fue La flor (lleno de ecos románticos provenientes del influjo de Espronceda), en 1857, un año después de establecerse en la calle Ballesta junto a una familiar. En esta ciudad conoció al periodista y erudito Manuel Murguía, con quien contraerá matrimonio en 1858. Rosalía siempre fue presa de una endeble salud, aunque su fuerte carácter le hizo recobrar fuerzas ante la adversidad. Así describía nuestra protagonista su estado de ánimo en el poema “¿Qué tiene?”:
Siempre un ¡ay¡ plañidero, una duda,
un deseo, una angustia, un dolor…
Es unas veces la estrella que brilla,
es otras tantas un rayo de sol;
es que las hojas de los árboles caen,
es que brota en el campo la flor,
y es el viento que silba;
y es el frío, es el calor…
Y no es el viento, no es el sol, ni es el frío;
no es…, que es tan sólo
el alma enferma, poeta y sensible,
que todo la lastima,
que le duele todo.
Estatua de Rosalía de Castro que el pueblo gallego le dedicó.
En Follas nuevas apreciamos la voz más personal de la autora, donde es fácil reconocer el influjo germanista de Heine (brevedad, concisión e importancia de la subjetividad del escritor). El yo poético, así, cobra especial fuerza en esta obra maestra de Rosalía: “Ninguno tuerce el poder de sus destinos/ infaustos o benignos;/ ni a ninguno le es dado/ renegar de su hado./ Sólo vence quien espera…/ Vuelve a vivir y espera resignado”.
No dejéis de leer esta joya literaria en la que Rosalía recoge el sentir gallego -y nacional- de la época, tan impregnado de sincero pesimismo (“¡Ay!, la tristeza -suspiraba la autora-, musa de nuestros tiempos”), que ella misma catalogó de “pobres engendros de mi tristeza”. Como Rosalía explica en el prólogo, considera Follas novascomo un reflejo de “la perenne melancolía que lo envuelve, y que algunos tendrán, no sin razón, como fatigosa y monótona”. Pero, escribe la resignada autora, “las cosas han de ser como las hacen las circunstancias, y si yo no pude nunca huir de mis tristezas, mis versos menos”.
En vano la vista con temor en lo oscuro
sin cesar vaga;
uno tras otro, instantes silenciosos
pasando van, y silenciosos llegan
otros detrás, en la eternidad cayendo
cual cae el grano en la moledora piedra,
sin que el porvenir velado a los mortales ojos
rompan las pesadas nieblas.
Créditos para: http://apuntesdelechuza.wordpress.com/2013/09/08/elogio-de-rosalia-de-castro-una-filosofa-gallega/
El pesimismo radical de Albert Caraco: el labertinto del absurdo
Albert Caraco (1919-1971)
Por: Carlos Javier González Serrano.-
Como ya es costumbre en este blog, no sólo nos ocupamos de pensadores de establecida raigambre en el estudio de la historia de la Filosofía. También nos gusta, y es una de nuestras prioridades, dar a conocer a autores más o menos invisibles que permanecen, por distintas razones, a la sombra de la “corriente oficial”.
En esta ocasión nos ocupamos del oscuro, pero ingenioso y clarividente, pensamiento de Albert Caraco (nacido en Constantinopla en 1919), autor de numerosas obras repletas de una contundente prosa que obligan al lector a reflexionar sobre las distintas vertientes de la existencia humana. En particular, os invitamos a leer uno de sus textos más representativos, disponible en edición española de Sexto Piso: nos referimos a su Breviario del caos.
Caraco recoge en sus escritos la compleja tradición pesimista europea de los siglos XIX y XX; en casi cualquiera de sus textos encontramos ineludibles ecos de autores como Schopenhauer, Mainländer o Cioran. Nuestro autor inicia su Breviario del caos, obra que muestra sin escrúpulos su concepción de la vida humana, con una afirmación de hondas consecuencias: “Tendemos a la muerte como la flecha al blanco, y no fallamos jamás”.
Para Caraco, no existen excusas ni vías intermedias para no acometer con seriedad el desenvolvimiento de nuestra sociedad a partir de lo que somos y hacemos individualmente. Puesto que “la vida eterna es un sinsentido”, y ya que “vida y muerte están ligadas” indefectiblemente, hemos de tomarnos en serio nuestra actitud respecto a nosotros mismos y lo que nos rodea. No sólo sabemos que la vida tiene un fin, sino que debemos consentir “en desaparecer” y aprobar tal consentimiento, teniendo siempre en cuenta que la existencia nos es más impuesta que regalada y que, asegura Caraco, se encuentra repleta de “preocupaciones y de dolores, de alegrías problemáticas o malas”: la felicidad parece constituir un mero “caso particular”. Parecemos escuchar, sin duda, a Schopenhauer, cuando confesaba que el sufrimiento de un solo ser humano no tiene sentido por mucho que el resto de la humanidad fuera feliz.
Breviario del caos, libro fundamental para entender la concepción existencial de Caraco
La asunción de nuestro carácter finito se sitúa, así, como uno de los puntos clave de la concepción existencial de Caraco: “Cada uno de nosotros muere solo y muere por completo”. Pero, de un modo casi heracliteano, escribe que “la mayoría dormita todo el tiempo que vive y teme despertarse en el momento de perecer”. No podemos ser sometidos por el miedo a la muerte; hemos de asumir el poder que nos confiere nuestra condición finita para, de este modo, no convertirnos en “sonámbulos” (que, como el soñador kantiano, persigue el humo de las sombras).
Que la mayoría de nosotros estemos dormidos en vida significa que nuestras ciudades, allí donde vivimos y cohabitamos con nuestros semejantes, se pueden convertir -y de hecho se convierten- en lugares donde morimos inhumanamente, “infelices sin remedio” y donde convivimos, en expresión maravillosa, en un auténtico “laberinto del absurdo”. El caos, el hedor y el sinsentido se han impuesto allí donde debería darse la concordia, la paz y el diálogo, dando lugar a un “Infierno moderado por la nada”.
La consecuencia a la que Caraco llega es demoledora; su formulación merece ser expuesta en párrafo aparte:
Estamos en el Infierno, y no tenemos más elección que la de ser condenados, atormentarnos o ser los diablos encargados de su suplicio.
La muerte, desde luego, ha de llegar. El ser humano muere, como lo hace cualquier ser vivo. El problema es que hemos hecho de la muerte el símbolo de nuestra estirpe, y de hecho poseemos los “suficientes medios como para que cada hombre sea matado cuarenta veces”. ¿Pueden, acaso, cambiar las revoluciones este funesto destino? “Es demasiado tarde -explica Caraco-, la Historia ya no se detiene, somos arrastrados por ella y la inclinación de sus planes nos impide esperar una desaceleración cualquiera”.
“Rodaremos unidos en las tinieblas sin retorno y el pozo de sombra nos acogerá, a nosotros y a nuestros dioses absurdos, a nosotros y a nuestros valores criminales, a nosotros y a nuestras ridículas esperanzas”.
Seres condenados a una muerte en vida, ni siquiera los dioses pueden acudir en nuestro auxilio, pues hemos hecho de ellos lo que nosotros mismos somos: entes imaginados que no pueden aguantar el peso de su propia desidia e irresponsabilidad: “cuando se quiera saber cuáles fueron nuestros verdaderos dioses, habría que juzgarnos según nuestras obras y nunca según nuestros principios”, siempre grandilocuentes, siempre enaltecedores de la verdad, la belleza y la paz, pero también, y a la vez, siempre en contradicción con nuestras acciones.
Parece que nos hemos empeñado, asegura Caraco, en organizar “metódicamente el Infierno, en el que nos consumimos”. Para que no paremos mientes en cuanto ocurre, en este espeluznante territorio mancillado por la corrupción y las más oscuras ambiciones humanas, “nos ofrecen espectáculos estúpidos, donde nuestra sensibilidad se barbariza y nuestro entendimiento acabará por disolverse […]. Volvemos al circo de Bizancio y ahí olvidamos nuestros verdaderos problemas, pero sin que estos problemas nos olviden”.
Caraco no sucumbe a la tentación de ofrecer esperanza alguna, pues “la idea de salvación no es más que una idea falsa, y debemos pagar nuestros innumerables errores, es demasiado tarde para reparar lo que sea”. “Lo que sea”, escribe el autor, es eso en lo que se ha convertido nuestro mundo:
Un alarido de dolor y de éxtasis, donde los hombres más puros no tendrán más que el recurso de matarse los unos a los otros para no despreciarse a sí mismos.
En nada han cambiado el ánimo o las emociones humanas desde tiempos remotos: nuestro corazón “es igual al mar profundo y tenebroso, los cambios no tienen lugar más que en la superficie en la que nuestra sensibilidad refleja la luz, pero cuando descendemos, encontramos lo que fue y será”: un auténtico laberinto del absurdo. Y ni siquiera la filosofía puede auxiliarnos, pues “la coartada metafísica acaba de expirar y no podemos ocultarnos tras nuestra impotencia”.
Queremos lo imposible y dentro de poco ya no tendremos la sombra de lo posible, desembarcaremos sobre la luna y beberemos nuestras deyecciones aquí en el mundo, nuestros niños comerán mañana cosas reputadas inmundas, la vida que nos espera es tan absurda y tan horrible, que los mejores preferirán la muerte.
Un autor muy interesante, proscrito por numerosos lectores -y editores-, al que no debemos dudar en escuchar porque, como aseguran desde Sexto Piso, su “escritura de gran elegancia […] nos regala una prosa clásica destinada a lacerar, como una daga afiladísima, la falsa verdad histórica que esgrime la modernidad”. Fiel a su pensamiento y deseo, Caraco acaba suicidándose en 1971 justo cuando había prometido hacerlo: apenas unas horas después de la muerte de su padre.
Créditos para: http://apuntesdelechuza.wordpress.com/2013/09/05/el-pesimismo-radical-de-albert-caraco-el-labertinto-del-absurdo/
¿Qué es el idealismo en filosofía?
Iván Aivazovski, “Pushkin en la costa del Mar Negro”
Aparecen los problemas
Suele afirmarse que el Idealismo, con mayúsculas, surge en Alemania en la última década del siglo XVIII a través de los textos de Fichte y Schelling.
Tras el escepticismo que las corrientes empirista y materialista sembraron a lo largo y ancho de Europa (fundamentalmente a través de los escritos de Hobbes, Bacon y Hume), las expectativas sobre qué nos es posible conocer se vieron afectadas en gran medida. Las ideas de Kant supusieron en este enrarecido entorno un bálsamo con el que dar respuesta, al menos de forma coyuntural, a las aspiraciones del escepticismo. A pesar de todo, los grandilocuentes sueños de la metafísica, amparados por siglos de tradición, quedaron también puestos entre paréntesis.
Los siglos XVIII y XIX conceden a la filosofía el asentamiento definitivo de una de las dicotomías que más trabajo ha dado a los pensadores desde que Platón la destapara en numerosos diálogos: se trata de la escisión de la realidad en dos mundos, lo que supondrá, a la vez, una división de las facultades del ser humano a la hora de conocer cada una de aquellas “mitades”. Aunque el sistema kantiano intentaba dar respuesta (y servir a la vez como freno) a las desmedidas aspiraciones de una razón que se había endiosado en el siglo XVII, Kant mantenía, sin embargo, una de las más enigmáticas fórmulas de la filosofía: la denominada “cosa en sí”. Un concepto que chirriaba para muchos de sus colegas y que, incluso, llegó a considerarse un verdadero escándalo. Aunque el pensador de Königsberg avisaba: “En las tinieblas la imaginación trabaja más activamente que a plena luz”.
A mamporros: realismo e idealismo
Pero retrocedamos algunas decenas de años y detengámonos, por un momento, en la figura de Descartes, en los albores de la filosofía moderna. El llamado “idealismo” cartesiano surge como una concepción opuesta al realismo que propugnaba, en su generalidad, que la realidad del mundo es la de las cosas que nos rodean: cuanto vemos, sentimos y olemos posee un ser en sí, independiente de nuestra representación. Las cosas, en definitiva, no necesitan de nuestra intervención intelectual para que se predique de ellas una serie de características: las tienen por ser como son, sean o no explicitadas por un sujeto. El no muy conocido filósofo y aristócrata francés Destutt de Tracy (1754-1836) explicaba que “es moviéndonos como descubrimos si existe algo o nada a nuestro alrededor, en torno a nuestra facultad de sentir y querer”.
Descartes, Hegel y Kant: ¿tres “idealistas”?
Y en este punto residía precisamente el problema fundamental, en la facultad a la que de Tracy alude. Pues si bien es cierto que en nuestro comercio con el mundo chocamos e interaccionamos con cosas y personas, también lo es que no todo cuanto sentimos y queremos ha de poseer, en sí, una realidad indubitable. Topamos así con el punto inicial de la reflexión de Descartes: la duda. En la primera de las Meditaciones metafísicas escribía:
He advertido hace algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto.
Puede que los sentidos nos engañen y que todo cuanto experimentamos no se trate más que de un sueño o de una pesada broma que algún genio maligno nos está gastando. Es por ello por lo que algunos especialistas aseguran que con el sistema cartesiano se inaugura la “filosofía de la precaución”. Como es sabido, Descartes concluye que nuestra única certeza es que somos una realidad pensante (“je ne suis qu’une chose qui pense”).
Es desde este momento capital, con la fundación de una filosofía centrada en la conciencia del sujeto cognoscente, cuando el idealismo como tal toma cartas en el asunto del conocimiento. Casi de repente, la razón humana se vuelve objeto de reflexión, y el criterio de verdad se sitúa en la evidencia, en el carácter indubitable de un dato cualquiera. En contraste con el realismo, para el que las cosas poseen un ser en sí independiente del sujeto que las conoce, el idealismo cartesiano introduce un carácter relativo en la realidad: las cosas aparecen en tanto que son algo para nosotros, son ideas que se forman de las cosas en nuestra cabeza, precisan de nuestra participación como seres cognoscentes, y por ello hemos de examinar muy concienzudamente de qué modo llegamos a conocer lo que conocemos para, en último término, estar seguros de su verdad. Así, señalaba en la Parte IV del Discurso del método que
juzgué que podía adoptar como regla general que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas; la única dificultad estriba en determinar bien qué cosas son las que concebimos clara y distintamente.
¿Dónde existe lo que existe?
¿Existe el mundo más allá de nuestra percepción?
Las tesis cartesianas calaron muy pronto en el entorno filosófico europeo. Producto de esta honda repercusión fue la fundación del idealismo empírico (también llamado psicológico), que propugnó el obispo anglicano George Berkeley (1685-1753). Éste explicaba que nuestro psiquismo condiciona todo cuanto conocemos, y que los objetos que entran a formar parte de nuestro elenco cognoscitivo residen únicamente en la conciencia. Como reza su celebérrima máxima, el ser de las cosas consiste precisamente en que son percibidas (esse est percipi). El mundo material que nos rodea es un mero producto de la representación que de él nos hacemos. En su Tratado sobre los principios del conocimiento humano, Berkeley aseguraba que
cuando nos esforzamos al máximo en concebir la existencia de cuerpos externos, estamos contemplando sólo nuestras propias ideas. Pero, al no tener la mente conciencia de sí misma, se engaña al pensar que puede concebir, y que de hecho concibe, cuerpos que existen sin ser pensados o con independencia de la mente.
Pero esta posición extrema condujo, a su vez, a otro de los grandes problemas anejos al idealismo: el solipsismo, consistente en la dificultad de salir de nosotros mismos para relacionarnos con el mundo en general. ¿Cómo, en efecto, podemos saber si conocemos “clara y distintamente” cuanto conocemos, si nuestro único criterio de verdad es nuestra propia conciencia? Y además, ¿cómo afirmar la existencia de las cosas si sólo existen en y para la mente que las piensa? ¿Qué ocurre en un entorno carente de inteligencias humanas, que no es percibido por nadie? ¿Existe en verdad? Para salvar este carácter etéreo de las cosas en el que el mundo parecía diluirse, Berkeley recurre a Dios: “así, cuando cierro los ojos, las cosas que veía pueden seguir existiendo, pero tiene que ser en otra mente”, escribía el filósofo en la obra citada. Por tanto, cuando dejamos de ver, por ejemplo, el paisaje que tenemos ante nosotros, este deja de existir… a no ser que, como afirmará, siga existiendo en una mente diferente.
Vemos así cómo sólo el recurso de un Espíritu Infinito puede ser la causa directa de la existencia real del mundo. Una existencia que, de paso, sirve para demostrar -a juicio de Berkeley- la realidad de Dios, “de quien dependemos total y absolutamente, en una palabra, en quien vivimos, nos movemos y somos”.
Fenómenos y noúmenos
Tras varios intentos por reformular el idealismo de un modo definitivo, llegamos al punto clave que supone un antes y un después en la filosofía alemana, y, en general, en la historia del pensamiento: Immanuel Kant (1724-1804). Con él aparece el llamado “idealismo transcendental” (a diferencia del “subjetivo”, propio de Berkeley), en el que el objeto conocido constituye un producto o resultado de la actividad constituyente de un sujeto.
Kant revoluciona la filosofía haciendo oídos sordos, y poniendo en su lugar, a las tentaciones dogmáticas y los peligros escépticos
Kant certifica el descubrimiento cartesiano, pero da un paso más. En la Crítica de la razón pura (B 157) leemos: “En la síntesis trascendental de lo múltiple de las representaciones en general y, por tanto, en la originaria unidad sintética de la apercepción, soy consciente de mí mismo no como me manifiesto, ni como soy en mí mismo, sino sólo de que soy”. ¿En qué medida avanza Kant? Gracias a la conciencia intelectual de mi existencia en la representación “Yo soy”, asegura, que acompaña además a todo juicio y acción del entendimiento, sabemos que nuestro propio ser no es el de un mero fenómeno, sino que somos conscientes de la “espontaneidad” de nuestro pensar (de la actividad que le es propia) y, en esa medida, podemos decir que somos inteligencia.
En este sentido, el conocimiento hace de puente entre el yo y las cosas, y éstas, tal y como aparecen para el sujeto, constituyen fenómenos. Cuando el pensamiento ordena el caos de sensaciones al que estamos continuamente expuestos, surgen así las cosas: conocimiento transcendental. Sin embargo, no podemos conocer cuanto nos rodea tal y como es en sí, por sí mismo, sino sólo en su condición de fenómeno (de “experiencia posible”). De ahí que tanto se hable de que Kant supone un punto de encuentro entre el idealismo y el empirismo: más allá del ámbito fenoménico, de lo dado, se halla lo desconocido, la cosa en sí (o noúmeno, en contraposición al fenómeno), de lo que nada podemos decir. A pesar de Kant, el mundo volvía a quedar escindido…
El idealismo alemán: Fichte, Schelling y Hegel
Johann Gottlieb Fichte
Había vida más allá de Kant. Con Fichte (1762-1814), casi contemporáneo del pensador de Königsberg, acontece un nuevo giro hacia el yo, fundamento de su filosofía. ¿Pero qué quiere decir su archiconocida expresión, “el yo se pone, y al ponerse pone el no-yo”? Como explica de manera sintética Julián Marías en su Historia de la Filosofía, “en primer lugar, el no-yo es sencillamente todo lo que no es el yo, aquello con lo que el yo se encuentra. El yo se pone; esto quiere decir que se pone como existente, que se afirma como existente. El yo se pone en un acto, y en todo acto va implícita la posición del yo que lo ejecuta”.
En una palabra: para Fichte es el yo el que, originariamente, pone su propio ser. Se trata de un yo libre de todo límite y determinación, subjetividad pura, que sólo es consciente a través de la experiencia de su propia actividad. Pero a su vez, la afirmación de nuestro propio ser conlleva la aparición de algo que es otro respecto al yo, es decir, un no-yo. Por eso la libertad adquiere una posición destacada en la filosofía de Fichte: el yo consiste en estar realizándose de modo continuo, es un acto que se pone a sí mismo y, en calidad de tal, se concibe como autoactividad libre (autodeterminación). La filosofía topaba de nuevo con la insalvable división entre espíritu y naturaleza, entre los principios activo y pasivo.
Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling
Por su parte, F. W. J. Schelling (1775-1854), aunque discípulo de Fichte, reformula el concepto de naturaleza como no-yo de su maestro, que -como hemos visto- catalogaba como un mero obstáculo para la actividad del yo. Para Schelling, la naturaleza es una suerte de “espíritu visible”, la manifestación inmediata de lo Absoluto, que toma conciencia de sí mismo a través del espíritu humano. Como señala Copleston al estudiar el pensamiento de Schelling, “la vida de las representaciones es el conocimiento que la naturaleza tiene de sí misma; es la actualización de la potencialidad de la naturaleza por la que el espíritu adormecido llega hasta la conciencia”. Será a través del ejercicio de la libertad como el hombre escapará del egoísmo y retornará a su origen divino. Él mismo lo explicaba de esta sugerente manera en Filosofía y religión:
La historia es una epopeya en la mente de Dios. Sus partes principales son dos: la primera es la descripción de la salida de la humanidad de su centro hasta alcanzar el máximo grado de alejamiento del mismo. En la segunda parte se describe el retorno. La primera parte es la historia de la Ilíada, y, la segunda, la Odisea. El movimiento en la primera parte es centrífugo, en la segunda centrípeto.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Pero es G. W. H. Hegel (1770-1831) quien pone los ribetes finales al Idealismo alemán, y quien provocará definitivamente todo un movimiento de respuesta (en favor o en contra) a través de autores como Schopenhauer, Kierkegaard, Marx, Feuerbach o Nietzsche, por mencionar sólo a unos pocos. Para Hegel, la tarea fundamental de la filosofía es llevar a cabo la disolución (o integración) de lo finito en lo Infinito, de lo particular en lo Absoluto, en la Idea. Al contrario que otros pensadores (Kant o Fichte, por ejemplo), el pensador de Stuttgart estima que no se ha tenido suficiente fe en la potencia de la razón, y que se ha relegado el campo de lo Absoluto a instancias como la religión o el sentimiento. Pero ni siquiera Dios está fuera del alcance de la filosofía, estima Hegel, que ha de llegar a conocerlo a través de lo particular: lo finito y temporal esconde la infinitud y la eternidad. La tarea que la filosofía debe abordar como propia es la dar con la síntesis entre lo finito y lo infinito, concebir el Absoluto no como un mero constructo trascendente, más allá de nuestras posibilidades de conocimiento, sino como la “inmanencia de la infinitud”, que se da ya aquí, en el mundo.
Idealismo… ¿en qué sentido?
Vemos, tras este breve recorrido, cómo a lo largo de la historia de la Filosofía el paradigma idealista ha ido cambiando su foco de atención, aunque, lo que es aún más importante, nunca ha dejado de pensar la realidad haciendo hincapié en la importancia del sujeto cognoscente en oposición al objeto conocido. Una idea que, como muchas otras, tiene su origen en los diálogos platónicos (ilustrada de manera proverbial en el mito de la caverna). Quedarían aún por dilucidar y exponer otras corrientes más contemporáneas, como es el caso del llamado idealismo “objetivo”, de Hermann Cohen y Paul Natorp, que llevan el idealismo transcendental kantiano hasta sus últimas consecuencias (el conocimiento es pensamiento activo, y tal actividad es a la vez su contenido: la producción del pensamiento es su propio producto).
Como resumen a lo dicho puede servirnos la explicación de Ferrater Mora en su Diccionario de Filosofía (entrada: “Idealismo”): “el rasgo más fundamental del idealismo es el tomar como punto de partida para la reflexión filosófica no ‘el mundo en torno’ o las llamas ‘cosas exteriores’, sino lo que llamamos ‘yo’, ‘sujeto’ o ‘conciencia’. Justamente porque el ‘yo’ es fundamentalmente ‘ideador’, es decir, ‘representativo’, el vocablo ‘idealismo’ resulta particularmente justificado”.
Créditos para: http://apuntesdelechuza.wordpress.com/2013/10/12/que-es-el-idealismo-en-filosofia/
Arthur Schopenhauer: 153 aniversario de su muerte
Por: Carlos Javier González Serrano.-
A 153 años desde el fallecimiento de uno de los filósofos más conocidos de la historia del pensamiento, cuya obra, sin embargo, es aún poco estudiada en las principales facultades de Filosofía del mundo -con la excepción quizás del Sur de América, donde parece que sus escritos comienzan a recuperar una fuerza que nunca debieron perder-: Arthur Schopenhauer (1788-1860).
Schopenhauer fue hombre de un único libro (El mundo como voluntad y representación), que redactó y revisó durante gran parte de su vida; las ideas en él vertidas dieron al autor ocasión de elaborar otros títulos cuya misión no fue otra que la de complementar su obra magna. En una carta fechada en 1851, Schopenhauer escribía que su sistema filosófico se formó en su cabeza, de alguna forma sin su voluntad, “como un cristal cuyos rayos convergen todos hacia el centro”, y a través del cual pretendía mostrar un “único pensamiento”:
Para mí lo eterno e indestructible en el hombre, lo que constituye en él su principio vital, no es el alma, sino, por formularlo con una expresión de la química, el radical del alma, la voluntad.
Os dejamos a continuación todas y cada una de las entradas que hemos dedicado al filósofo de Danzig a lo largo de estos dos años:
– Los Diarios de viaje del joven Schopenhauer.
– Eadem sed aliter: la eterna repetición de lo mismo.
– Armonía y melodía: la cuestión del sentido a través de la música en Kant y Schopenhauer (I).
– Destino humano y providencia (I): Schopenhauer en diálogo con Lucrecio, Darwin y Sócrates.
– Metafísica de lo bello en Schopenhauer (I): la influencia de Platón.
– Metafísica de lo bello en Schopenhauer (II): la caída del mundo fenoménico.
– Metafísica de lo bello en Schopenhauer (III): la revelación del genio.
– La renuncia del yo en la producción artística.
– La naturaleza irracional: lucha y dolor.
– Notas sobre Oriente: nueva publicación de y sobre Schopenhauer.
–El suicidio como encrucijada: de Schopenhauer a Mainländer.
– Música y filosofía: las entrañas de la vida.
– La ampliación de la sexualidad: ¿somos lo que parecemos?
– Schopenhauer (Nietzsche) y Freud: del acto fallido al inconsciente.
– ¿Grita el Laocoonte? Una aproximación desde Lessing y Schopenhauer.
– “Te veo” (Avatar), Tat twam asi (Hinduismo) y Schopenhauer.
– Sobre la voluntad en la naturaleza. Voluntad versus intelecto.
– Arthur Schopenhauer y Caspar David Friedrich: filosofía y arte.
– Sobre la degeneración de la religión, el fanatismo y la Inquisición.
– Volker Spierling y Schopenhauer.
– El oasis y el desierto. Schopenhauer y Bach.
– Schopenhauer, Cristo y el Hinduismo.
– 150 años de la muerte de Arthur Schopenhauer.
– Herder publica los Senilia de A. Schopenhauer.
– El arte de sobrevivir, de Arthur Schopenhauer
– Sobre la visión y los colores, Arthur Schopenhauer
Créditos para: http://apuntesdelechuza.wordpress.com/2012/09/21/arthur-schopenhauer-152-aniversario-de-su-muerte/
Kierkegaard: pensar el presente
Trotta presenta un texto de insultante actualidad (publicado en 1846) en el que se destapan algunas de las vergüenzas de nuestro tiempo: La época presente, de Søren Kierkegaard.
Søren Kierkegaard (1813-1855), prolífico y polémico pensador que influenció hondamente en importantes autores posteriores (Heidegger, Nietzsche, Lévinas, Unamuno, Camus, Simone de Beauvoir, Sartre o Karl Jaspers, entre otros muchos), y del que se dice abrió las puertas delexistencialismo europeo más temprano, suele ser estudiado en su vertiente más puramente filosófica. Su obra queda en ocasiones relegada a los estrechos muros de laprisión académica, y por ello, no logra llegar con la fuerza adecuada al público no especializado.
En una época dominada casi en exclusiva por la concepción hegeliana de la historia, según la cual el desarrollo de los tiempos consiste en el despliegue de un espíritu o idea absolutos –desarrollo, por lo demás, que seguiría un proceso lógico–, y en cuyo progreso una suerte de ardid de la razón no dudaría en sacrificar las pasiones particulares de los individuos en pos de conseguir la realización de lo universal, Kierkegaard se atreve a poner el acento en la persona individual, a la que concibe como un ser en guerra –repleto de sentimientos en constante puja y condenado a no cejar de luchar por ponerlos en orden.
Lo abstracto, lo no singular, queda cargado para Kierkegaard de un componente sospechoso –que nos aleja de la realidad. Así, por ejemplo, en La época presente no duda en arremeter contra el concepto de público, en contraste con el lector único que se compromete –y actúa en conformidad– con lo que lee: «El público es una monstruosa nada. […] Pero adoptar la misma opinión que un público es un engañoso consuelo, ya que un público sólo existe en abstracto. Jamás una mayoría ha estado tan segura de estar en lo cierto y de tener la victoria como lo está el público».
La época presente. Søren Kierkegaard. Trotta, 2012, 96 pp., 10 €.
En La época presente, breve pero enjundioso escrito (publicado en marzo de 1846), damos con el Kierkegaard más sarcástico y crítico –sobre todo cuando se refiere al papel de la prensa o a lasociedad de masas. Lo que diferencia a éstas de los pueblos antiguos, y en particular, de la paradigmática ágora griega, es que las sociedades modernas, tomadas como un todo, no son nunca algo concreto: «Lo desconsolador de la Antigüedad era que el hombre de excelencia era aquello que los demás no podían ser. Ahora lo alentador será que aquel que religiosamente se gane a sí mismo, logrará ser lo que todos pueden ser. […] El público lo es todo y nada, el más peligroso de todos los poderes y el más desprovisto de sentido. Se puede hablar a toda una nación en nombre del público y, sin embargo, el público vale menos que una sola persona real».
“El público”, “el pueblo”, “la sociedad”, “la opinión”… abstracciones que no hacen sino deteriorar la necesaria relación dialéctica y dialógica que ha de existir entre los miembros de cualquier grupo humano. Corremos el riesgo de que la nivelación –noción que Kierkegaard emplea para referirse a la “tranquilidad sepulcral”que nace de la sensación de “ser todos iguales”– anide definitivamente en nuestras sociedades.
¿Cómo puede afectarnos esta “nivelación” o igualación? Kierkegaard lo tiene claro: nos conduce a lainacción. «La época presente es esencialmente sensata, reflexiva, desapasionada, encendiéndose en fugaz entusiasmo e ingeniosamente descansando en la indolencia». Y sugiere un ejemplo revelador: «Cansada de sus quiméricos esfuerzos, nuestra época descansa a ratos en completa indolencia. Su condición es la del que se queda en la cama por la mañana: grandes sueños, luego adormecimiento, finalmente una cómica o ingeniosa idea para excusar el haberse quedado en la cama».
Vivimos un momento, a juicio de Kierkegaard –y justo es hablar en presente, dada la insultante actualidad del escrito que presentamos–, en el que se anuncian medidas que nunca llegan, intenciones que no se cumplen, anhelos que jamás se materializan (aunque, ironiza, «para todo se tiene manuales»): es la época de la “publicidad” y del anuncio embaucador, de la parálisis social; el sistema, seguro de su victoria, actúa así con total impunidad a sabiendas de que un pueblo que sólo se tiene por una unidad conceptual (y no efectiva), poco podrá hacer para deshacerse de las injusticias que le acechan y oprimen.
Un testimonio único y de llamativa vigencia (redactado hace más de 160 años): «Cada uno sabe muy bien, como todos sabemos, qué caminos se debe seguir y cuáles son los caminos alternativos, pero nadie quiere ponerse en movimiento». Y qué cosa más triste, explica Kierkegaard, que ver a una época revolucionaria… carente de pasión, o como apunta Manfred Svensson en la introducción: una sociedad «que mantiene en pie el orden social, pero vaciándolo de sentido».
Créditos para: http://apuntesdelechuza.wordpress.com/2012/09/03/kierkegaard-pensar-el-presente/
Meta-política: sobre sueños colectivos y opinión pública
“En los sueños comienza la responsabilidad”
W.B. Yeats
Por: Javier Barrios Del Villar.-
Cada vez me parece más difícil dudar sobre la importancia de los sueños para el ser humano. A pesar de que aún hay múltiples vacíos en el entendimiento certero de este fenómeno, lo cierto es que todo apunta a que, al menos, los sueños constituyen una rica fuente de información –ya sea para comprender mejor nuestra psique y sus múltiples eslabones, para dilucidar algunas de las emociones que rigen nuestra existencia, o para fortalecer el autoconocimiento.
Sí los sueños pueden aprovecharse como una valiosa herramienta de análisis en torno a un individuo, entonces el conjunto de sueños experimentados por distintas personas, alrededor de un mismo tema o personaje, bien podrían representar patrones psico-sociales –los cuales, además, son analizables a partir de sus probables detonantes y de sus potenciales efectos.
También vale la pena destacar que la concentración de sueños en torno a las figuras públicas, está en su máxima intensidad histórica –ya que esas figuras son ahora más públicas que nunca, pues su exposición goza de una cantidad inédita de flujos mediáticos. Esto provoca que se generé mayor información onírica alrededor de determinados actores o sucesos, lo cual a su vez enriquece la materia prima analizable.
Soñando con Obama
Hace cinco años, durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la escritora Sheila Heiti, comenzó a recopilar sueños de personas en los que aparecían los entonces aspirantes demócratas, Barack Obama y Hillary Clinton – eventualmente se incluiría al candidato republicano, John McCain. Heiti notó que, al ser protagonistas del imaginario colectivo que florecía en aquel momento, estos personajes aparecían recurrentemente en los sueños de los estadounidenses. A continuación, por medio de blogs, el proyecto reunió los sueños de decenas de usuarios en torno a los candidatos.
Aludiendo a una frase de Obama que dice: “Yo fungo como una pantalla en blanco, sobre la que las personas de todo tipo de sectores proyectan sus propios puntos de vista”, posteriormente el proyecto fue retomado por la Dra Kelly Buckeley, investigadora especializada en sueños y quien decidió continuar el acervo onírico de Heiti –pero ahora exclusivamente dedicado al ya mandatario. De acuerdo con Buckeley:
Los sueños son una fuente idónea para entender las proyecciones de la gente frente a Obama. Estos, tal y como lo demuestra la investigación científica realizada al respecto, están significativamente conectados a las preocupaciones y sentimientos que la gente experimenta mientras están despiertos –incluidas sus opiniones sobre política. Los sueños reunidos en este sitio, abren una ventana sin igual a las dinámicas inconcientes que rodean el meteórico ascenso de Obama hacia la Presidencia, revelando las esperanzas colectivas, los deseos y los miedos que él encarna para millones de personas alrededor del mundo.
Meta-política
Durante el ejercicio que llevó a cabo Heiti, ella advierte que tras unos meses de leer cientos de sueños sobre Clinton y Obama, tenía la certeza de que el segundo derrotaría a su rival en las votaciones internas. El simple hecho de leer los flujos narrativos que la gente compartía, le permitió darse cuenta que la psique colectiva, mediante una de sus manifestaciones más honestas, proyectaba una mejor percepción del ahora mandatario.
Evidentemente el caso anterior sugiere que el conjunto de sueños experimentados por miembros de una sociedad, respecto a un tema específico, pueden servir, tras analizarse, para obtener importantes claves sobre el sentir genuino de dicha población. Y esto, a nivel político, podría convertirse en un preciado recurso ya sea, en un sentido positivo, para por ejemplo detectar las necesidades o temores de los habitantes, y así poder encararlos con mayor eficiencia o, en caso negativo, manipular de raíz, estimulando puntualmente ciertos aspectos del inconciente, la percepción de una población respecto a la agenda de un gobierno o grupo determinado. Además, para las encuestadoras y firmas de opinión, al monitorear los sueños estarían obteniendo información complementaria para determinar aspectos como qué tan presente está, en realidad, una figura pública dentro de la mente colectiva.
Reflexión
Luego de conocer proyectos como el de Heiti-Buckeley, y de entregarnos un momento a las reflexiones inmediatas que estos detonan, surgen interrogantes un tanto extravagantes pero que no por ello, creo, dejan de ser pertinentes: mediante el análisis de la ‘colectividad onírica’ emitida en un determinado contexto social ¿Estamos frente a una extensión de la vida pública, desdoblada en estepas metafísicas? ¿Podría tratarse del génesis de una nueva rama del estudio político, algo así como la meta-política, en la que no solo se tomarán en cuenta fenómenos como el de los sueños, sino variables con las que apenas comenzamos a familiarizarnos mediante la neurociencia? y especulando aún con mayor soltura ¿Son manipulables los sueños colectivos mediante estímulos subliminales? ¿Podría la ciudadanía beneficiarse de esta potencial rama, asumiendo que podríamos obtener información fidedigna de nuestros gobernantes de la cual no estamos concientes pero que a través del fino hilado del inconciente “sabemos sin saberlo”?.
En fin, en todo caso me pareció un tema interesante, qué más allá de su obvia exoticidad, podría transformarse en una herramienta útil en la nueva arena pública –además de que la combinación de los términos metafísica y política, además de generarme cierta seducción, me remite intuitivamente a una prometedora fusión. Tal vez lo mejor sea comenzar por prestar atención, individualmente, a lo que nuestros sueños nos sugieren sobre esos temas y actores que, en alguna medida, inciden en nuestra vida.
Twitter del autor: @ParadoxeParadis
Créditos para: http://pijamasurf.com/2013/07/meta-politica-desnudando-la-opinion-publica-a-traves-de-los-suenos/
Diez teorías que explican por qué soñamos
Al estudio de los sueños se le llama onirología, y es un campo que abarca desde la neurociencia hasta la psicología y la literatura. Sin embargo, el hecho es que las razones por las que soñamos siguen siendo misteriosas. Pero los científicos ciertamente no se han detenido por esto, ofreciéndonos hipótesis bastante fascinantes. Aquí hay diez de ellas.
1. Satisfacción de deseos
Uno de los primeros esfuerzos por estudiar científicamente los sueños fue liderado por Sigmund Freud. Después de analizar los sueños de cientos de sus pacientes, llegó a una teoría que aun resuena con muchos investigadores actuales: los sueños son la satisfacción de deseos. Cualquier sueño, sin importar lo aterrador que sea, puede verse como una manera de tener algo que quieres, ya sea literal o metafóricamente.
2. Un efecto secundario accidental de impulsos neuronales aleatorios
Una popular escuela de pensamiento sostiene que los sueños son sólo una especie de flatulencia del cerebro; un efecto secundario accidental de circuitos activados del tronco cerebral y la simulación del sistema límbico involucrado con las emociones, las sensaciones y las memorias. En pocas palabras, el cerebro trata de interpretar estas señales azarosas, resultando en sueños.
3. Codificando recuerdos de corto plazo para convertirlos en un almacenamiento a largo plazo
El psiquiatra Jie Zhang propuso la teoría de activación continua de los sueños, que se refiere a la idea de que nuestros cerebros siempre están almacenando recuerdos sin importar si estamos dormidos o despiertos. Pero los sueños son un área de la conciencia que es una especie de “almacén temporal”, un lugar donde retenemos a los recuerdos antes de moverlos de un almacén de corto plazo a uno de largo plazo. Relampaguean por nuestra mente como sueños antes de que los guardemos en los archivos de nuestra memoria.
4. Colección de desperdicio
Llamada la teoría de aprendizaje invertido, esta idea sugiere que soñamos para deshacernos de conexiones y asociaciones indeseadas que se acumulan en nuestra mente durante el día. Básicamente, los sueños son mecanismos de recolección de basura, limpiando nuestra mente de pensamientos inútiles y haciendo espacio para mejores cosas. Los sueños nos ayudan a eliminar la sobrecarga de información de la vida diaria y retener sólo la data más importante. Esencialmente, soñamos para olvidar.
5. Consolidar lo que hemos aprendido
Esta teoría sugiere, más bien, que soñamos para recordar, no para olvidar. Esta basada en varios estudios que muestran que las personas recuerdan mejor lo que han aprendido si sueñan después de haber aprendido algo. Esta teoría también está reforzada en estudios sobre el trauma, que sugieren que cuando la gente se va a dormir inmediatamente después de una experiencia traumática tienen más probabilidad de recordar y estar acechados por el trauma. Así que una forma de prevenir la consumación del evento traumático es quedarse despierto lo más que se pueda y hablar sobre ello.
6. Una consecuencia evolutiva del mecanismo de defensa de “hacerse el muerto”
Basada en estudios que revelaron fuertes similitudes entre animales que se hacen los muertos y personas que están soñando, esta teoría sugiere que soñar puede estar relacionado con un antiguo mecanismo de defesa: inmovilidad tónica, o jugar al muerto. Cuando sueñas, tu cerebro se comporta muy parecido a cuando estas despierto, con una diferencia crucial: los químicos como la dopamina asociados con movimiento y activación del cuerpo se cierran por completo. Esto es similar a lo que pasa con animales que se someten a una parálisis temporal para engañar a sus enemigos y hacerlos pensar que han muerto.
7. Simulación de amenaza
Otra teoría evolucionaria de los sueños, desarrollada por el filósofo neurocientífico Antti Revonusuo, en Finlandia, sugiere que “la función biológica de soñar es simular eventos amenazadores y ensayar la percepción y evasión de amenazas”. Como resultado, la gente que sueña con peligro sobrevivirá más tiempo. Lamentablemente esta teoría no explica el sueño recurrente comer pastel con helado.
8. Resolución de problemas
El investigador de Harvard Deidre Barrett sugiere que los sueños son una especie de teatro en el cual somos capaces de resolver problemas más efectivamente que cuando estamos despiertos, en parte porque la mente soñante hace conexiones más rápido que la mente despierta.
9. Darwinismo onírico
El psicólogo Mark Blechner dice que la razón por la que soñamos es para crear nuevas ideas de generación pseudoaleatoria, que pueden ser retenidas si se consideran útiles. Los sueños introducen variaciones útiles a la vida psíquica y a las narrativas internas. Producen “mutaciones de pensamiento”. Nuestras mentes pueden así seleccionar de entre estas mutaciones y variaciones para producir nuevos tipos de pensamiento, imaginación, autoconsciencia y otras funciones psíquicas.
10. Procesar emociones dolorosas con asociaciones simbólicas
Un nuevo modelo de sueños sugiere que el proceso es más parecido a la terapia que a la evolución. No estamos seleccionando agresivamente la idea más adaptable, sino revisando esas ideas y emociones y organizándolas en un contexto psicológico más grande. Frecuentemente nuestro cerebro hace esto al asociar una emoción con un símbolo. Se especula que este tipo de asociación entre emoción y símbolo ayuda a “amarrar” las emociones y tejerlas en nuestra historia personal.
Ultimadamente, esta teoría nos regresa al componente narrativo de los sueños. Tendemos a usar ideas e imágenes bizarras para hacer sentido de los eventos del día. No hay duda de que nuestros sueños juegan un papel importante en nuestro proceso de pensamiento; sin embargo la pregunta permanece: ¿por qué realmente soñamos?
Créditos para: http://pijamasurf.com/2013/07/diez-teorias-que-explican-por-que-sonamos/
Las vacunas podrían estar fortaleciendo a los supervirus
“Supervirus” o “superbacterias” son palabras con las que podríamos encontrarnos cada vez más a menudo: según un nuevo reporte del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EU, “más de dos millones de personas se enferman cada año de infecciones resistentes a los antibióticos, con al menos 23 mil muertes como resultado.”
Pero las cifras, incluso para el estudio, “están basadas en consideraciones conservadoras y podrían ser estimaciones mínimas”.
El problema que trata de ponerse a consideración aquí es que tanto los humanos como el ganado utilizan demasiadas vacunas y antibióticos. Podría explicarse de este modo: al recibir una vacuna, esta actúa contra posibles infecciones de la enfermedad que previene, pero también desgasta las defensas del sistema autoinmune, haciéndonos proclives a otras enfermedades para las cuales dicha vacuna no presta protección.
Lo que es más preocupante es que existen algunas bacterias que resisten la acción de los antibióticos, y que al reproducirse transmiten la información sobre cómo sobrevivir al “ataque” de los antibióticos, produciendo nuevas variedades cada vez más resistentes.
No se trata de ponerse paranoicos: el problema en realidad no es el uso de antibióticos, sino su uso innecesario. El CCPE estima que más del 50% de los antibióticos prescritos en consultas médicas no son necesarios o son administrados de manera poco óptima.
El CCPE también advierte que el uso de antibióticos a la par de hormonas de crecimiento en animales, administrados a través de la comida, son también prácticas innecesarias que pueden ser dañinas a largo plazo y cuyo uso debería evitarse.
No debemos olvidar que las farmacéuticas ganan millones de dólares al año con la venta y prescripción de vacunas y antibióticos que, si bien han sido una herramienta que la medicina ha utilizado efectivamente para limitar el avance de enfermedades como el sarampión y la polio, no dejan de ser un negocio millonario.
Créditos para: http://pijamasurf.com/2013/09/las-vacunas-podrian-estar-fortaleciendo-a-los-supervirus/
El mundo en el 2112: 20 predicciones para los siguientes 100 años
La BBC ha compilado una interesante lista de 20 posibles acontecimientos notables para los siguientes 100 años basándose en la aportación de sus lectores y en la curaduría editorial del futurista Ian Pearson. Si creemos, como el escritor Wallace Stevens, que “la imaginación es la voluntad de las cosas”, entonces tal vez este ejercicio sea también una especie de profecía autocumplida o una construcción a distancia. Más allá de un intempestivo Apocalipsis, es posible que el mundo viva una serie de fascinantes cambios, al parecer bajo el imperio de la aceleración tecnológica, que lleva la vanguardia en cuanto a lo que se refiere al desarrollo y transformación de la natureleza.
1. Los océanos serán cultivados extensamente (pero no solo con peces)
Ian Pearson considera que esta tendencia es inevitable, ya que tendremos que alimentar a 10 mil millones de personas y la tierra firme no dará abasto. El cultivo de algas para producir energía renovable, para materias primas y la extracción de recursos es una de las alternativas más plausibles para la sobrevivencia. Algas genéticamente modificadas para absorber más nitrógeno podrían liberar hasta el 68% del agua que se usa actualmente en la agricultura convencional. Por otro lado, recientemente se ha descubierto que el fondo del océano es similar a un bosque tropical en cuanto a la enorme cantidad de biodiversidad que tiene y se revela como una fuente de gran riqueza para el futuro (aunque eso podría significar la explotación indiscriminada).
2. Nos podremos comunicar a través de transmisiones telepáticas
Los editores de la BBC piensan que esto es totalmente probable: “recoger pensamientos y reproducirlos en otro cerebro no será más difícil que almacenarlos en el Internet” y “la telepatía sintética suena como algo de Hollywood, pero es completamente posible, siempre y cuando la comunicación se entienda como señales eléctricas y no palabras”.
Actualmente ya existen numerosos aparatos —algunos de ellos inalámbricos— que traducen las ondas cerebrales de una persona y lo transmiten a una máquina, de tal forma que es posible controlar una silla de ruedas, por ejemplo, con la mente. La complejidad de los mensajes que pueden ser traducidos sin duda aumentará. El límites es difícil de marcar, pero algunos científicos ya mapean el cerebro para extraer imágenes del mismo, incluso se investiga la posibilidad de grabar los sueños. Paralelamente la neurociencia avanza en la identificación de neuronas individuales para ciertos procesos mentales: quizá en 100 años podremos conocer literalmente el pensamiento de otra persona a distancia, sin la necesidad de que lo exteriorice. Habrá quien, sin embargo, considere que habría sido más fácil desarrollar la capacidad natural de empatía (esa otra palabra para describir lo que conocemos como telepatía.)

3. Gracias a la ingeniería genética y a la robótica habremos creado humanos hiper inteligentes que serán prácticamente inmortales
Ian Pearson cree que es probable que el ser humano logre la inmortalidad digital, es decir, que logre descargar una conciencia a una máquina por un tiempo ilimitado. Esto será asistido por la modificación genética que permitirá incrementar la longevidad “haciendo que las personas se mantengan vivas hasta que la tecnología de inmortalidad electrónica este disponible a un costo relativamente accesible”. El futurista Ray Kurzweil, conocido por su tecno-optimismo, cree que esto ocurrirá en el año 2045 con la llegada de la supuesta Singularidad tecnológica, el punto crítico de expansión exponencial del conocimiento: en otras palabras, el momento en el que la tecnología nos hará surgir de nuestras cenizas —o trajes de monos— para cruzar el puente de la historia hacia el superhombre.
4. Podremos controlar el clima
Algo que los editores de las BBC consideran muy probable, ya que existe en la actualidad tecnología capaz de mediar tornados, generar lluvia e incluso desvíar meteoros (por no hablar de las versiones conspiracionistas de que existe tecnología para crear terremotos, como supuestamente es el caso de HAARP). Asimismo, debido al cambio climático, se está apilando un gran conocimiento sobre cómo funciona el clima y los sistemas meteorológicos. Existe una corriente en la ciencia que cabildea a favor de la geoingeniería (incluyendo a Bill Gates). Por otro lado hay quienes consideran que la modficación climática artificial significa un gran riesgo al alterar los patrones y ritmos naturales de un sistema holístico como es la Tierra, algo que podría ser similar a abrir la mítica caja de Pandora.
5. La Antártida estará “abierta para los negocios”
Aunque existe un movimiento conservacionista para preservar la Antártida (al igual que el Ártico) como una especie de reserva natural, también hay creciente presión para explotar los recursos (minerales, petróleo y gas) que pueden albergarse en esta zona polar. Habrá que ver si esta explotación se da de manera armónica, respetando leyes internacionales o acaba siendo, como suele suceder, un nuevo y rapaz colonialismo industrial. Por otro lado podría sobrevenir un nuevo conflicto político internacional, puesto que, como todos sabemos, ahi se encuentra la entrada a la civilización perdida de semidioses (o a la guarida de Hitler y otros Nazis criogenizados) y, en el Ártico, la reserva mundial de kriptonita, la cual será muy útil una vez que seamos invadidos por los extraterrestres.
6. Una sola moneda global
Los editores de la BBC se dividen en este caso. Por un lado consideran que es posible, ya que una divisa electrónica única podría unificar y facilitar transacciones (y ha sido algo que diferentes entidades como el Vaticano, la ONU e incluso Rusia y China han pedido). Asimismo, ante la crisis económica mundial existe también una tendencia en sentido opuesto (el fracaso del Euro podría inclinar la balanza). El Internet permite nuevas formas de intercambio de valor, como las bitcoins o el dinero de Second Life. Analistas como Douglas Rushkoff llaman al regreso del dinero local, programado por pequeños grupos para permitir el intercambio fuera de los asfixiantes paradigmas marcados por los grandes bancos. Hay que señalar, también, que uno de los supuestos propósitos del llamado Nuevo Orden Mundial sería justamente instaurar una moneda global virtual que pueda ser controlada por un banco central.
7. Nuestros cerebros estarán conectados a las computadoras con una interfaz
De nuevo esto es altamente probable, el empleo de la nanotecnología y de la hibridización biotecnológica para aumentar la función cerebral es una tendencia arrolladora. Los editores de la BBC creen que para el 2075 el mejoramiento de las capacidades cognitivas con la ayuda de las máquinas será algo tan distribuido, que aquellos que no accedan a esta tecnología se verán rezagados, quizás creando una división entre humanos aumentados y humanos no aumentados.
8. Nanobots fluirán por nuestros cuerpos arreglando nuestras células
Aunque actualmente los nanobots existen sólo en teoría, este campo crece con velocidad y no hay nada (de nuevo, en teoría) que lo detenga. Aparatos microcóspicos podrán interactuar con nuestros cuerpos a nivel de células individuales y repararlas en tiempo real antes de que estas se degeneren.
9. Habremos logrado la fusión nuclear
Para el 2040 esto ya es altamente probable: y entonces podremos hacer como los núcleos de las estrellas, generando la energía cósmica fundamental que pone en movimiento a los astros en el universo. Los editores de la BBC creen que, en cambio, la energía del viento no será de las predilectas y se volverá impráctica y obsoleta.
10. Solo se hablarán tres idiomas: inglés, español, mandarín
Otra tendencia fuerte con la globalización. Los idiomas “menores” están desapareciendo a un ritmo acelerado y los otros idiomas mayores (como el alemán, el ruso, el francés, etc.) se hablan generalmente en áreas en las que la mayoría de los pobladores habla también alguno de estos tres idiomas. Habrá que ver si esto se sigue consolidando y en cieñ años la practicidad hace que la mayoría de los idiomas pasen solamente al ámbito de lo académico. Por otro lado, si se consolida otra tendencia a la ruptura con los grandes sistemas geopolíticos, es posible que florezcan países-estados en los que se siga hablando idiomas locales.
11. Por lo menos el 80% del mundo aceptará el matrimonio gay
Esto parece contundente en Occidente y probablemente signifique toda una paleta de diversos matrimonios disponibles. En otras regiones donde la religión tiene mayor influencia opondrán mayor resistencia a esta tendencia que de todas maneras parece expandirse.
12. California liderará la ruptura de Estados Unidos
Ya existen ciertos indicios de que California quiere dividirse y esto podría intensificarse. La enorme diferencia entre la capacidad de generación de riqueza en un país tan grande puede ser una bomba tiempo; también la diferencia ideológica que se genera en un estado próspero en el que concurren diversas etnias y formas de concebir la existencia podría influir.
13. Elevadores espaciales harán accesibles los viajes siderales
Aparentemente los elevadores espaciales constituyen un paso lógico en el desarrollo del turismo espacial y al multiplicarse harán menos costoso el transporte al espacio, que, digamos, el vuelo en aeronaves como las de Virgin Galactic. Por otro lado el desarrollo masivo de esta tecnología supone cierta prosperidad mundial, algo que no puede garantizarse.
14. Las mujeres lo mismo se embarazarán por inseminación artificial que por un hombre
Algo que por el momento parece lejano, pero si se toma en cuenta que el diagnóstico de implantación pre-genética permite que un embrión sea seleccionado por sus características más favorables es cada vez más popular y que es posible ya descartar embriones que tengan enfermedades congénitas, en un futuro la inseminación artificial podrá asemejarse al diseño genético, donde se captarán solamente los carácteres deseados.
15. Habrán museos para casi cualquier aspecto de la naturaleza, ya que la mayoría de los habitats naturales estarán destruidos.
Esta fatídica predicción tiene el riesgo de convertirse en realidad si el ritmo de extinción de especies y de consumo de recursos sigue creciendo. Es posible que arribemos a un punto de inmortalidad tecnológica, pero en la que solamente podremos participar en la naturaleza a través de ambientes simulados o pregrabados. El mundo entero sería un museo cuya vitalidad sería preservada sola-mente como estímulos eléctricos programados en nuestro cerebro.
16. Los desiertos se convertirán en bosques tropicales
El mundo se convertirá en un museo. O tal vez no si optamos por la modificación climática e inicamos un proceso de reverdecimiento de los desiertos.
17. El matrimonio será reemplazado por contratos anuales
Mientras crece la aceptación del matrimonio gay, la institución del matrimonio tradicional declina. Esto se acentúa entre más tiempo vivimos. Si en un futuro podremos vivir más de cien y quizás cientos de años, la perspectiva de pasar toda la vida con una sola persona se altera. “Las personas querrán matrimonios que no duren para siempre y que no los dejen en la bancarrota cuando acaben”, dice Ian Pearson.
18. Naciones soberanas dejarán de existir y se establecerá un gobierno global
Pearson ve todo lo contrario, la formación de pequeños países, algunos incluso formados por corporaciones de manera similar a lo que sucede en la novelaSnowcrash. La punta de lanza serán los multimillonarios en control de nuevas tecnologías que buscarán crear estados soberanos —pequeñas utopías— en aguas internacionales. Aunque claro, tenemos la versión conspiracionsita de un estado global totalitario con microchip incluido. O la versión new age optimista de que todas las naciones se unirán bajo principios elevados de libertad y compasión. Claro que para esto sería necesario un acontecimiento transformador (o cataclísmico) que altere radicalmente nuestra forma de vida (y nuestra conciencia).
19. La Guerra en el Oeste será llevada a cabo meramente por control remoto
Una tendencia relativamente fuerte con el desarrollo de los drones (aviones no tripulados). Sin embargo, el atractivo dramático de llevar soldados a la guerra para alimentar la máquina de sacrificio y crear entrenimiento mediático es un arma cuyo desuso costará trabajo a los gobiernos occidentales.
20. Gran Bretaña vivirá una revolución
Quizás sintiendo la presión de trabajar en una empresa estatal, Ian Pearson señala que esto no es del todo probable. Pero si nos limitamos a la historia reciente, tiene razón.
Créditos para: http://pijamasurf.com/2012/01/el-mundo-en-el-2112-20-predicciones-para-los-siguientes-100-anos/
La Revolución desde el individuo: sobre Mindshift, Pinchbeck y Russell Brand
ALTERCULTURA / ALTER-EXISTENCIA
En septiembre se estrenó el primero episodio de Mind Shift, un “talk show” para la nueva era, que explorara la evolución de la tecnología y la espiritualidad, así como del potencial humano en el futuro. El programa es transmitido a través de la plataforma alternativa Gaiam TV y es exquisitamente conducido por Daniel Pinchbeck, autor, editor y fundador de Reality Sandwich.
Definitivamente una de las grandes mentes contemporáneas, Daniel ha abordado temas como el futuro de la civilización, el rol de la tecnología, y la relación que tenemos como individuos y sociedad con ella, la naturaleza y la espiritualidad, buscando nuevos paradigmas que puedan no solo emerger sino desarrollarse y mantenerse. Está convencido que nos tocará vivir y encarnar el cambio que se está gestando –una visión que me llena de ilusión.
Hoy explora estos temas invitando a intelectuales, artistas y “estrellas” de la cultura, a dialogar en su mesa. Un desdoblamiento más de su capacidad de reunir en un foro a las mentes que hoy día están revolucionando los paradigmas establecidos.
Con ya cinco episodios transmitidos, uno de los invitados fue Russell Brand (la nueva cabeza mediática de la Revolución) y el episodio se titula: Iluminar a la Cultura Global. A continuación los puntos que en mí quedan grabados y las reflexiones que me generaron. Cabe resaltar que la sesión también cuenta, en la segunda mitad, con la presencia de Eve Ensler, activista y autora de Los Monólogos de la Vagina. Sin embargo, sé que el tiempo de atención es corto y quiero enfocarme en esta entrega en la intervención de Russell. Les recomiendo el episodio completo, entre los tres discuten, cada uno desde su trinchera, como dejar de ser un actor pasivo para romper con los sistemas caducos y transformar nuestra realidad individual y común.
La confianza como tesoro perdido
“La confianza se ha evaporado por completo de nuestra vida pública.”, advierte Pinchbeck para introducir la mesa.
Hoy parece que ya nadie cree en nadie, y todos los que están en alguna posición de poder han sido expuestos como fraudulentos. La apatía se expande.
Habla de corrupción en nuestra vida cívica -yo hablaría de corrupción en todas nuestros desdoblamientos- y resalta el impacto que tienen hoy las redes sociales en la configuración híper-acelerada de nuestra realidad. Y le pregunta a Russell Brand: “¿Necesitamos una revolución -externa, política, interna, espiritual…?”
La respuesta fue obviamente positiva. Todos los sabemos, un cambio es necesario, los paradigmas actuales están caducos.
¿Pero una revolución como, desde donde?
A esto Russel responde:
Bueno, yo creo que todo el mundo debe de ser extremadamente amable… Creo que se empieza con eso.
Nos explica que hay que reajustar nuestras narrativas culturales –la mayoría de las que hoy encarnamos son benéficas solo para una élite y son por lo tanto falsas.
Sólo hay una realidad relevante: tenemos este planeta, hay x cantidad de gente sobre el planeta, y hay esta cantidad de recursos… cualquier sistema que esté en conflicto con la distribución igualitaria de estos recursos para la gente es un sistema ilusorio. Todas estas cosas son sólo ideas.
Si. Ideas creadas por nosotros. Ideas que dan forma a esta “cárcel” que vivimos. Tenemos que soltarlas para trasmutar nuestra realidad común, para darnos cuenta de que la puerta siempre estuvo abierta y que realmente todo está en nuestras manos, espejo de nuestra esencia.
La data importante no la podemos percibir -tú sabes esto porqué mucho de esto te lo oí a ti y no sé porqué te lo estoy diciendo de nuevo pero bueno- porqué el reino de los sentidos es tan limitado. Podemos solo ver entre la luz infrarroja y la ultravioleta, solo podemos oír un rango limitado de decibeles. Creemos que la realidad es únicamente lo que podemos percibir mediante los instrumentos limitados de nuestros sentidos, pero la realidad va tanto más allá.
El reino de los sentidos como la parte sub-evolucionada del ser humano. Brand nos recuerda a Joseph Campbell, cuestionando la relevancia de la resurrección de Cristo: ¿de qué sirve si no nos reconfiguramos constantemente Aquí y el Ahora?
Con este mito de resurrección creo que el Cristianismo se refiere a que el hombre-mono muerto ha cumplido su potencial, el hombre-mono muerto no ha evolucionado en los últimos diez mil años, estos son los logros del hombre-mono muerto, ahora debemos transformarnos, iluminarnos para poder acceder el próximo plano de conciencia necesario para nuestra evolución […] La naturaleza de las religiones monoteístas, esas religiones de desiertos muertos, es la de codificarnos con la idea de que el individualismo es más importante que el paganismo; ideologías que nos relacionan integralmente con la tierra para que sepamos que estamos integralmente e indefectiblemente ligados a nuestro entorno y que vivimos en el servicio de nuestro entorno porque el individuo es una ilusión temporal.
DP: “¿Entonces cómo logramos ese brinco en términos tangibles y prácticos?
Hay gente como tú que va a meterse a una jungla a comerse un montón de plantas. La gente como yo tiene que pensar… Yo solo pienso y medito, medito en los nombres sagrados de Dios. Somos Uno…
In lak’ ech Ala K’in: eres mi otro yo, soy tu otro yo. Se trata de reconocer la unicidad, disolver las fronteras del yo. Hay que encarnar estos principios, a nivel individual y a nivel social.
Lo que debemos hacer ahora es reconocer que estos principios espirituales tienen sus ramificaciones políticas, aka el socialismo…
“Entonces he ahí la pregunta otra vez, siempre nos encontramos con esa brecha. Vemos el estado iluminado y realizado en el que quisiéramos que todos estuviéramos y luego tenemos este tipo de desastre en el que estamos ahora… ¿cómo construimos un puente poco a poco?” pregunta Pinchbeck.
Yo creo que lo obtenemos en nosotros inicialmente y luego lo comunicamos a nivel personal […] Todo lo que debemos de hacer es individualmente alcanzar nuestra propia iluminación, los principios ya están ahí: alcanzamos el desapego por medio de la meditación… Una vez que ponemos nuestra satisfacción más allá de nuestras necesidades individuales ya no somos manipulables por el sistema establecido.
Ahí la constante: “Se el cambio que quieres ver en el mundo”. Gandhi.
Volver a la esencia, a lo esencial. Asumir la responsabilidad de Ser.
Ser amable, entonar tu voluntad con el corazón, Love is the Law.
DP: “¿Cuál es tu mayor evidencia de la existencia de Dios?”
… a veces siento su espíritu lúdico en la naturaleza, a veces lo siento en mí, en silencio. Para mí –acuérdate que es un concepto difícil- para mí es vida, es conciencia. La conciencia misma es Dios. Pero no puedes dejar que la conciencia sea encerrada en una idea abstracta como el individualismo. El individuo es una noción material, sensorial, biológica que podemos conquistar a través de la expansión de la conciencia. ¿Porqué vivir en esta dimensión, porqué vivir solo en esta frecuencia una vez que sabemos que existen otras frecuencias? Tenemos una obligación para la evolución de nuestra especie de seguir siendo pioneros.
Resonemos pues a la frecuencia más alta que podamos alcanzar.
Seamos plenamente en el vacío que todo lo engloba.
Todo lo demás cae por su propio peso.
* Si te encuentras en la Ciudad de México entre el 8 y 10 de noviembre, Daniel Pinchbeck dará una ponencia y participará en un par de mesas redondas dentro del marco de BonusCWMX013
Twitter de la autora: @ellemiroir
Créditos para: http://pijamasurf.com/2013/10/la-revolucion-desde-el-individuo-sobre-mindshift-pinchbeck-y-russell-brand/
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